domingo, 31 de diciembre de 2000

Capítulo 12 - No está todo perdido aún


Hacía más de hora y media que debería haber cenado, y sólo media hora desde que su estomago empezó a rugir como si albergase un león enjaulado dentro, exigiendo comida, pero él lo ignoró. Sumido en la oscuridad de su dormitorio y amparado únicamente por la luz del monitor que reposaba sobre la mesa del escritorio, Erik tenía la vista perdida en la pantalla, mirando una y otra vez las noticias aunque ya con los ojos más que cansados y enrojecidos de no parpadear. Respiró hondo cuando volvieron a emitir por enésima vez el debate sobre la desaparición de dos neoyorquinos, un padre y su hija, de los que hacía más de tres semanas, casi cuatro que no se sabía nada. Las llamadas anónimas a la policía reportando pistas habían resultado ser falsas o erróneas en todo caso. ¿Resultado? Las autoridades no tenían ni un mísero cabo al que agarrarse para continuar la investigación y todas las fuerzas y esperanzas empezaban a decaer.
Se movió un poco, notando el frío de la habitación atenazar su cuerpo como una garra invisible que lo aprisionaba, entumeciéndolo débilmente. Con los pies cruzados sobre la mesa, sacó la mano del bolsillo para agarrar el mando justo en el momento en que le pedían declaración a un forense que afirmaba que lo más probable es que estuviesen muertos.
La televisión se apagó, dejando ahora el dormitorio completamente a oscuras. Aunque Erik no necesitaba más luz. Apretó los dientes con fuerza, notando las lágrimas aflorarle en los ojos. Lleno de rabia y dolor dio un puñetazo sobre la mesa.
No... No. Se negaba a pensar que parte de su familia, su padre y su hermana hubiese muerto. No podía estar pasándole aquello. Hacía apenas un mes estaba todo bien y ahora... Ahora sólo quedaba su madre, Christian y él, sobreviviendo como podían puesto que aquello se desmoronaba por momentos ya que su madre estaba echa polvo. Daba lástima verla. Se pasaba las noches llorando, por lo que oía él muchas veces, y tan mal la había visto muchas veces que llamó a Christian pese a que no le entusiasmaba el hombre, aunque sabía que sólo él podía calmar su dolor, aunque fuese únicamente una milésima, puesto que parecía que el dolor que albergaba Victoria era tan grande que nada ni nadie podía apagar esas llamas por completo. Se frotó los ojos, cansado. Su estómago por su parte tampoco parecía darle tregua, ya que seguía reclamándole ingerir lo que fuese. Suspiró nuevamente y de golpe le vino a la cabeza un pensamiento, apenas un vago recuerdo. ¿Y si habían sido los sheks los causantes de semejantes desapariciones? Si lo pensaba bien todo se había desencadenado con la puesta en escena de tales criaturas que parecían ser sacadas de un libro de terror sobrenatural. Su madre le había contado que eran seres inteligentes, muy inteligentes y un poder venido, literalmente, de otro planeta. Él mismo había visto con sus propios ojos aquella noche de lo que eran capaz esos...
Esos monstruos, pensó para sí, con tal odio tiñendo sus palabras que llegó a asustarse.
Pero en verdad no podía saber con absoluta certeza que las serpientes aladas eran las causantes de que su padre y su hermana hubiesen desaparecido de pronto de sus vidas. Su padre... El caso de su padre fue una noche, según le había contado días después Victoria. Una noche en la que su estado anímico y su carácter impulsivo le jugaron una mala pasada, haciendo que no volviese a poner un pie sobre la casa... En contra de su voluntad.
Negó. ¿Y su hermana? Joder, maldecía de sobremanera la forma en la que la había tratado numerosas veces. Aquella enana de ojos azules y pelo oscuro... Las lágrimas volvieron a sus ojos. La echaba muchísimo de menos. Era su hermana, y aunque hubiese tenido mil y una riñas por cosas que ahora le parecían más que estúpidas la quería. La quería enormemente y en aquel silencio que sólo podía proporcionarle su habitación deseó con todas sus fuerzas que, estuviese donde estuviese que se encontrase sana y salva.
―Eva... ―pronunció en un susurro apenas inaudible con la infantil esperanza de que, como el hada del cuento de Pinocho, su hermana apareciese de golpe para susurrarle que aquello no era más que una pesadilla cualquiera.
Pero para su desgracia, no fue así.
No apareció su hermana en el dormitorio, pero sí la luz de unos focos entraron por la ventana, anunciando que un coche había aparcado.
Erik sacudió la cabeza, limpiándose las lágrimas de nuevo y encendió la luz, levantándose del asiento. Sería su madre, acompañada de Christian de nuevo, seguro.
A medida que iba saliendo de la habitación hacia las escaleras, Erik pensó en cómo Christian se había introducido en la casa poco a poco, haciéndole compañía en todo momento únicamente a Victoria, solamente para que la chica no estuviese sola, ya que cuando nadie la veía se deshacía entre lágrimas.
Sonó la llave en la cerradura cuando Erik bajaba ya por las escaleras, aun en sus pensamientos. Sí, Christian estaba haciendo una gran labor para con su madre pero... Quizás no era ése su único propósito. Quizás... Estaba intentando ocupar el puesto de su padre en su casa. Sin saber cómo, aquel pensamiento le enfureció de sobremanera, apretando los puños. Aguardó en el descansillo de las escaleras a que entrasen, apoyado en la baranda. La puerta de la casa se abrió, entrando el primero una figura vestida con un largo abrigo negro: Christian, y tras él, Victoria. Tenía la mirada perdida en algún punto del suelo, como si estuviese ida. Tras quitarse su abrigo, el shek se acercó a ella y repitió el mismo proceso. Sabía que ella no estaba bien y no la juzgaba por ello. Conocía el valor que tenían en su vida Jack y Eva, dos piezas que le habían desaparecido de golpe, escapándosele de los dedos.
Al igual que le había pasado a él. No compartía ni remotamente los mismos sentimientos por Jack.
Pero... ¿Y por Alison?
Sólo los Seis saben la incansable búsqueda que había emprendido el shek en busca de su hija, la única que portaba un pedacito de su alma, a lo largo y ancho del planeta, pasando días sin dormir y apenas sin comer, centrado de lleno en buscar aquel ser que poseía algo que le era tan familiar como quien se puede reconocer al ver su propio reflejo al mirarse en un espejo. Alison... No, Eva. Eva era su primera y única hija, sólo la tenía a ella y si la perdía... ¿A quién miraría a unos ojos tan azules como el hielo y a la vez tan similares a los suyos propios?
Pero todo esfuerzo había sido en vano. Era como si hubiesen borrado cualquier rastro de ella sobre la tierra y el mar. Como si se hubiese disuelto en el aire.
El dolor de la pérdida consumía a Christian por dentro, destrozando lentamente pero de manera inexorable las barreras de las que se enorgullecía haber alzado tiempo atrás. Pero a diferencia de Victoria, él sabía sobrellevarlo de una manera distinta a la de ella. Aun si no fuera así, bastante mal andaban ya las cosas como para mostrar signos de tristeza por lo ocurrido. Al menos en público.
Erik bajó entonces las escaleras por completo. Su rostro era nulo, sin mostrar ninguna expresión puesto que luchaba interiormente por mantener el control de su rabia.
―Te he visto en la tele... ―Empezó el muchacho mirando a su madre.
La mujer asintió sin decir nada. Estaba pálida como un cadáver, demacrada y empezaba a estar delgada, extremadamente delgada. Se negaba en rotundo a comer. Al menos no lo suficiente.
―No aparecerán nunca... ―Negó.
―No digas eso. Sabes que no es cierto. ―Dijo ahora Christian, casi intentando convencerse en el fondo a sí mismo.
―Es la verdad. Los he perdido ―murmuró con la voz ahogada―. Los he perdido para siempre y todo... Todo por mi culpa ―y en ese instante no lo soportó más, rompiendo a llorar desconsolada, cubriéndose el rostro con las manos. Christian respiró hondo y de una mano, la atrajo hacia sí, abrazándola. Si pudiese calmar su dolor, aunque fuese apenas una milésima. El llanto de victoria fue largo, ahogado en la ropa de él aunque poco a poco fue menguando hasta no ser más que débiles sollozos entrecortados. Estaba muy cansada y no le quedaban más lágrimas por derramar. Al menos por esa noche. Él la miró secando el rastro húmedo de su llanto sobre las mejillas con sus dedos, en apenas un roce. Besó su pelo.
Erik observaba a la pareja sin decir nada. La quería, la quería mucho y no había hecho falta ninguna palabra en aquel momento para demostrar aquello. Un solo gesto, una mirada... Sólo había bastado aquello.
―Yo pensé que... ―Empezó en apenas un murmullo, notando la boca seca. Victoria se volvió hacia él, parpadeando un poco―...Que habían sido los malditos sheks los causantes de esto ―acabó la frase, con la mirada ahora en Christian. El hombre entornó la mirada y a Erik le dio la sensación de que si no fuese porque pertenecían a la misma familia, lo habría matado con la mirada.
―¡Erik! Pero... ¿qué tonterías son ésas? ―Le espetó la mujer, defendiendo claramente a su esposo.
―Es verdad. Yo... Joder, yo lo vi. ¡No son más que unos asesinos! ¡Intentaron matarnos a mí y a los demás, mamá!
―Piensa antes de hablar, Erik. Te tomaba por alguien... listo ―dijo entonces Christian interviniendo en la conversación, aunque no pensaba quedarse a hablar de semejante estupidez. Lentamente se fue hacia el salón, sentándose en uno de los sillones que habían en la sala.
Victoria se mordió el labio al verlo irse. Volvió la vista a su hijo.
―Ya tenemos suficiente en esta casa como para esto, Erik.
―Mamá pero...
―He dicho suficiente ―repitió ella autoritaria―. Christian es de los pocos, únicos que quedaron. No acuses de esa manera porque indirectamente lo estás acusando a él.
―Tú misma me dijiste lo que eran, que incluso él durante un tiempo fue un asesino ―se defendió él.
―Y como tú has dicho: durante un tiempo. Nada más ―dijo Victoria―. Así que por favor, te pediría personalmente que dejases eso. Estás cansado. Vete a dormir.
Erik suspiró, ladeando la mirada.
―Aún no he cenado... ―susurró casi de manera infantil, como un niño intentando no irse todavía a la cama.
La mujer suspiró largamente. Erik se acercó a ella, cogiendo sus manos entre las suyas.
―Perdóname. Te pido demasiado ―susurro bajo, mirándola a los ojos. Era más alto que ella. Estaba claro que había salido a su padre.
―No, soy yo que no llevo bien esto, mamá.
―Ni tu ni nadie, cariño ―negó echando a andar hacia la cocina.
Encendió las luces tras entrar, que tintinearon brevemente. Hacía un poco más de frío allí que en toda la casa, o al menos en el recibidor. Victoria abrió la nevera y sacó varias cosas con las que empezó a hacer un sándwich para su hijo mientras le iba la mente a mil. Ahora que lo recordaba no había comido en... Un día que recordase. No algo sólido y en la cantidad necesaria, al menos. A este paso, aquello acabaría con ella. Negó para sí misma antes de servirle la cena a su hijo. Apoyado en la encimera de la barra americana de la cocina, cogió con una mano el bocata, dándole un mordisco. Tenía la mirada perdida en algún punto de la piedra, inmóvil, absorto de todo lo que le rodeaba. Sentía que sólo quería salir a la calle y llamar a gritos a su padre y a su hermana, rogando que regresasen. Que regresasen a algún día del lugar en el que se encontraban ahora y que en las páginas de los periódicos se publicase el reencuentro.
En las páginas de... Su corazón se olvidó de latir por un instante, abriendo los ojos de par en par. Soltó el sándwich y echó a correr escaleras arriba como si le fuese la vida en ello. Entró en el dormitorio de su hermana, abalanzándose sobre su armario. No estaba todo perdido como habían creído. No se había acordado de ello, pensó mientras metía la mano en los bolsillos de sus chaquetas. Días antes a la desaparición de Eva, el día que entró en su cuarto sin permiso había encontrado un trozo de papel con una dirección. Una dirección donde debía encontrarse con alguien. ¿Quién? No lo sabía, pero... Justo en aquel momento halló la pieza blanca de papel mal doblada en una chaqueta y sus ojos se encendieron como si ardiese un fuego interno tras ellos.
No estaba todo perdido aún.
―¡Mamá! ―Llamó a media voz. Notaba que las palabras se le agolpaban en la garganta―. ¡MAMÁ! ¡CHRISTIAN! ¡CORRED!
Tras un instante se oyeron los pasos de la pareja subiendo por las escaleras, siendo el primero en aparecer tras la puerta el hombre.
―¿Qué ocurre? ―Preguntó despacio.
Erik puso delante de sus ojos su hallazgo.
―Aquí ―empezó―. Aquí es donde fue Eva antes de desaparecer. Se reunió con alguien de Internet.
El muchacho estaba temblando. Christian cogió la nota, pasando la mirada por encima de ella varias veces. Sólo dos segundos después dio media vuelta, sentándose en la silla del escritorio del dormitorio y encendió el ordenador. Accedió sin problemas puesto que se sabía la contraseña de la que era su hija y empezó a buscar. Toda búsqueda en Internet dejaba tras de sí una huella, algo grabado en el historial de la máquina. Y para su suerte y la de todos, el historial no había sido borrado. Entornó la mirada, centrando toda su atención sobre la pantalla.
Victoria entró en ese momento a la habitación, sin entender bien lo que ocurría tras echar una mirada alrededor.
Pero... Cuanto más lo pensaba Erik menos le cabía en la cabeza. A Jack no habría hecho falta secuestrarlo. El dependiente de la tienda, el shek, no había intentado secuestrarlo, sino matarlo. Por esa misma regla de tres, Jack no debería haber desaparecido sino que se habría encontrado directamente su cadáver, su cuerpo sin vida.
¿Y Eva? ¿Eva qué tenía que ver en todo ello?
La cabeza le iba a mil, procesando a una velocidad vertiginosa toda la información que disponía. No. No... Algo había ahí que se le escapaba, se dijo a sí mismo.
―Erik ―le dijeron en ese momento desde el ordenador. Él se acercó enseguida junto a Christian, que mantenía abierta una página web en la pantalla.
―¿Crees que puede ser ésta? ―preguntó el shek.
El muchacho la repasó con la mirada varias veces, leyendo todo lo que ponía y sin decir una palabra asintió.
Psycoloweb. La página donde había visto a su hermana meterse tantas veces, pero ¿sería ésa o quizás no era más que una página más donde se pasaba las tardes muertas la chica.
―¿Estás seguro, Erik? ―murmuró Victoria desde atrás, casi encogida. Sentía que el terror de no saber dónde estaría su hija y qué le podrçía haber pasado le atenazaban el cuello como si fuese una bestia que tenía sus colmillos entorno a ella, pero ahora mismo no había lugar para la preocupación o el miedo. Era ahora cuando debía dejar a un lado todo aquello y hacer de tripas corazón para buscar al menos a un miembro desaparecido de su familia.
Jack..., pensó con añoranza. Jack deberá esperar, se dijo a sí misma con fuerzas renovadas, notando que una llama creía dentro de ella.
―¿Podemos encontrarla? ―Inquirió.
―Creo que sí. Si pudiese acceder... ―Por más que tecleaba la habitual contraseña de Alison, no funcionaba. No era la misma y eso presentaba un problema mayor, para colmo.
Lo intentó dos, tres y hasta seis veces pero la web siempre le devolvía el mensaje de Contraseña incorrecta. Resopló pasándose la mano por el pelo, clavando la mirada en la maldita pantalla.
Fue entonces cuando Christian se movió, haciéndolo a un lado para coger él el teclado. Rápidamente se oyeron las teclas resonar y accedió a la cuenta de Eva sin fallar tantas veces como lo había hecho Erik. Éste lo miró perplejo.
―En las cuentas importantes la contraseña es el nombre de su serpiente ―dijo sin más.
El chico volvió la mirada al reptil.
―¿Kirtash?
Asintió y sin que la vieran, Victoria sonrió débilmente.
―Qué nombre más raro ―siguió diciendo Erik.
―Era el mío ―murmuró navegando por la página web.
Al chico le subió un fuerte escalofrío por toda la espalda al pensar que le podría haber molestado ese comentario. Al fin y al cabo, su tío era un shek y anteriormente, un asesino. Ladeó la mirada a él para ver con vago asombro que el hombre no lo miraba, sino que tenía la vista fija en la pantalla. Erik lo comprendió sin necesidad de palabras. No estaban allí para bromas tontas ni para hacer oídos a comentarios absurdos, sino para encontrar a Eva.
Eva...


25 comentarios :

  1. Me encanta!!! Sigue escribiendo porfavor

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  2. Que xuloo, tenia ganas ya de leermelo. No tardes mucho en subir el siguiente porfii!!!

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  3. Que xuloooo me a encantado, quería leerlo ya, sube el otro pronto porfii. Sigue escribiendo que lo haces genial!!

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  4. Que xuloooo me a encantado, quería leelo ya, sube el otro pronto porfii. Sigue escribiendo que lo haces genial!!

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  5. I love tus capítulos...me encanta como escribes

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Es súper bonito! Me recuerda a cuando buscaban a christian la resistencia:)
    Espero que Jack este bien. No tardes mas de 1mes en publicar el siguientee!!!❤❤💗💗
    Besos <3
    Salu2

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  8. Es súper bonito! Me recuerda a cuando buscaban a christian la resistencia:)
    Espero que Jack este bien. No tardes mas de 1mes en publicar el siguientee!!!❤❤💗💗
    Besos <3
    Salu2

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  9. Holaa!! Me encantan tus capítulos pero se agradecerá que no tardes tanto en publicarlos❤❤❤❤
    Por favor tendlo en cuenta,
    Besos😘😘

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  10. Me encanta la historia!! y ya estaba deseando que publicases un capítulo nuevo! Por favor sigue con la historia! que mee he quedado con la intriga! Estoy deseando saber si podrán encontrar a jack y a Eva :)

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  11. Por fin!!!! Por que tardaste tanto en escribir???

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  12. Espero el siguiente ;)

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  13. diooos mio como mola sigue asi i love tha book amo memorias de idhun sigue asi muchisimas gracias por subir el capitulo y besos

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  14. Esta superbien, pero sube ya otro que llevas un montón si publicar😭
    Salu2

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  15. Hola kiara, Me a encantado encontrar a alguien que esta siguiendo con esta historia que a mi me encanta y que quería seguir leyendo. Espero que nos dejes disfrutar durante mucho tiempo mas de tu historia y que tanto deseo continuar. Muchas gracias

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  16. Sigue escribiendo porfa vas con mucho retraso y la historia esta muy buena

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  17. Hola Kiara me encanta todo lo q estas haciendo de verdad, yo también necesitaba mas de MDI. Escribe pronto porfa

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  18. Sube otro pronto por favor

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  19. Me encantan espero el siguiente no me dejes con la intriga

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  20. Por favor seguí escribiendo.Necesito seguir leyendo

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  21. Por favor sigue escribiendo.Este libro lo es todo para mi

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  22. capitulo? nuevo? :(((

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  23. Ya estoy deseando que cuelgues el siguiente ¿cuánto t falta? (Mas o menos)
    responde porfi😘😘

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  24. Me encanta tu maneta de escribir...
    Pero tardas mucho en publicar el siguiente..
    Corte, corre por favor!!!!
    .

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