Hacía más de
hora y media que debería haber cenado, y sólo media hora desde que
su estomago empezó a rugir como si albergase un león enjaulado
dentro, exigiendo comida, pero él lo ignoró. Sumido en la oscuridad
de su dormitorio y amparado únicamente por la luz del monitor que
reposaba sobre la mesa del escritorio, Erik tenía la vista perdida
en la pantalla, mirando una y otra vez las noticias aunque ya con los
ojos más que cansados y enrojecidos de no parpadear. Respiró hondo
cuando volvieron a emitir por enésima vez el debate sobre la
desaparición de dos neoyorquinos, un padre y su hija, de los que
hacía más de tres semanas, casi cuatro que no se sabía nada. Las
llamadas anónimas a la policía reportando pistas habían resultado
ser falsas o erróneas en todo caso. ¿Resultado? Las autoridades no
tenían ni un mísero cabo al que agarrarse para continuar la
investigación y todas las fuerzas y esperanzas empezaban a
decaer.
Se movió un poco,
notando el frío de la habitación atenazar su cuerpo como una garra
invisible que lo aprisionaba, entumeciéndolo débilmente. Con los
pies cruzados sobre la mesa, sacó la mano del bolsillo para agarrar
el mando justo en el momento en que le pedían declaración a un
forense que afirmaba que lo más probable es que estuviesen muertos.
La televisión se
apagó, dejando ahora el dormitorio completamente a oscuras. Aunque
Erik no necesitaba más luz. Apretó los dientes con fuerza, notando
las lágrimas aflorarle en los ojos. Lleno de rabia y dolor dio un
puñetazo sobre la mesa.
No... No. Se
negaba a pensar que parte de su familia, su padre y su hermana
hubiese muerto. No podía estar pasándole aquello. Hacía apenas un
mes estaba todo bien y ahora... Ahora sólo quedaba su madre,
Christian y él, sobreviviendo como podían puesto que aquello se
desmoronaba por momentos ya que su madre estaba echa polvo. Daba
lástima verla. Se pasaba las noches llorando, por lo que oía él
muchas veces, y tan mal la había visto muchas veces que llamó a
Christian pese a que no le entusiasmaba el hombre, aunque sabía que
sólo él podía calmar su dolor, aunque fuese únicamente una
milésima, puesto que parecía que el dolor que albergaba Victoria
era tan grande que nada ni nadie podía apagar esas llamas por
completo. Se frotó los ojos, cansado. Su estómago por su parte
tampoco parecía darle tregua, ya que seguía reclamándole ingerir
lo que fuese. Suspiró nuevamente y de golpe le vino a la cabeza un
pensamiento, apenas un vago recuerdo. ¿Y si habían sido los sheks
los causantes de semejantes desapariciones? Si lo pensaba bien todo
se había desencadenado con la puesta en escena de tales criaturas
que parecían ser sacadas de un libro de terror sobrenatural. Su
madre le había contado que eran seres inteligentes, muy inteligentes
y un poder venido, literalmente, de otro planeta. Él mismo había
visto con sus propios ojos aquella noche de lo que eran capaz esos...
Esos monstruos,
pensó para sí, con tal odio tiñendo sus palabras que llegó a
asustarse.
Pero en verdad no
podía saber con absoluta certeza que las serpientes aladas eran las
causantes de que su padre y su hermana hubiesen desaparecido de
pronto de sus vidas. Su padre... El caso de su padre fue una noche,
según le había contado días después Victoria. Una noche en la que
su estado anímico y su carácter impulsivo le jugaron una mala
pasada, haciendo que no volviese a poner un pie sobre la casa... En
contra de su voluntad.
Negó. ¿Y su
hermana? Joder, maldecía de sobremanera la forma en la que la había
tratado numerosas veces. Aquella enana de ojos azules y pelo
oscuro... Las lágrimas volvieron a sus ojos. La echaba muchísimo de
menos. Era su hermana, y aunque hubiese tenido mil y una riñas por
cosas que ahora le parecían más que estúpidas la quería. La
quería enormemente y en aquel silencio que sólo podía
proporcionarle su habitación deseó con todas sus fuerzas que,
estuviese donde estuviese que se encontrase sana y salva.
―Eva...
―pronunció en un susurro apenas inaudible con la infantil
esperanza de que, como el hada del cuento de Pinocho, su hermana
apareciese de golpe para susurrarle que aquello no era más que una
pesadilla cualquiera.
Pero para su
desgracia, no fue así.
No apareció su
hermana en el dormitorio, pero sí la luz de unos focos entraron por
la ventana, anunciando que un coche había aparcado.
Erik sacudió la
cabeza, limpiándose las lágrimas de nuevo y encendió la luz,
levantándose del asiento. Sería su madre, acompañada de Christian
de nuevo, seguro.
A medida que iba
saliendo de la habitación hacia las escaleras, Erik pensó en cómo
Christian se había introducido en la casa poco a poco, haciéndole
compañía en todo momento únicamente a Victoria, solamente para que
la chica no estuviese sola, ya que cuando nadie la veía se deshacía
entre lágrimas.
Sonó la llave en
la cerradura cuando Erik bajaba ya por las escaleras, aun en sus
pensamientos. Sí, Christian estaba haciendo una gran labor para con
su madre pero... Quizás no era ése su único propósito. Quizás... Estaba intentando ocupar el puesto de su padre
en su casa. Sin saber cómo, aquel pensamiento le enfureció de
sobremanera, apretando los puños. Aguardó en el descansillo de las
escaleras a que entrasen, apoyado en la baranda. La puerta de la casa
se abrió, entrando el primero una figura vestida con un largo abrigo
negro: Christian, y tras él, Victoria. Tenía la mirada perdida en
algún punto del suelo, como si estuviese ida. Tras quitarse su
abrigo, el shek se acercó a ella y repitió el mismo proceso. Sabía
que ella no estaba bien y no la juzgaba por ello. Conocía el valor
que tenían en su vida Jack y Eva, dos piezas que le habían
desaparecido de golpe, escapándosele de los dedos.
Al igual que le
había pasado a él. No compartía ni remotamente los mismos
sentimientos por Jack.
Pero... ¿Y por
Alison?
Sólo los Seis
saben la incansable búsqueda que había emprendido el shek en busca
de su hija, la única que portaba un pedacito de su alma, a lo largo
y ancho del planeta, pasando días sin dormir y apenas sin comer,
centrado de lleno en buscar aquel ser que poseía algo que le era tan
familiar como quien se puede reconocer al ver su propio reflejo al
mirarse en un espejo. Alison... No, Eva. Eva era su primera y única
hija, sólo la tenía a ella y si la perdía... ¿A quién miraría a
unos ojos tan azules como el hielo y a la vez tan similares a los
suyos propios?
Pero todo esfuerzo
había sido en vano. Era como si hubiesen borrado cualquier rastro de
ella sobre la tierra y el mar. Como si se hubiese disuelto en el
aire.
El dolor de la
pérdida consumía a Christian por dentro, destrozando lentamente
pero de manera inexorable las barreras de las que se enorgullecía
haber alzado tiempo atrás. Pero a diferencia de Victoria, él sabía
sobrellevarlo de una manera distinta a la de ella. Aun si no fuera
así, bastante mal andaban ya las cosas como para mostrar signos de
tristeza por lo ocurrido. Al menos en público.
Erik bajó
entonces las escaleras por completo. Su rostro era nulo, sin mostrar
ninguna expresión puesto que luchaba interiormente por mantener el
control de su rabia.
―Te he visto en
la tele... ―Empezó el muchacho mirando a su madre.
La mujer asintió
sin decir nada. Estaba pálida como un cadáver, demacrada y empezaba
a estar delgada, extremadamente delgada. Se negaba en rotundo a
comer. Al menos no lo suficiente.
―No aparecerán
nunca... ―Negó.
―No digas eso.
Sabes que no es cierto. ―Dijo ahora Christian, casi intentando
convencerse en el fondo a sí mismo.
―Es la verdad.
Los he perdido ―murmuró con la voz ahogada―. Los he perdido para
siempre y todo... Todo por mi culpa ―y en ese instante no lo
soportó más, rompiendo a llorar desconsolada, cubriéndose el
rostro con las manos. Christian respiró hondo y de una mano, la
atrajo hacia sí, abrazándola. Si pudiese calmar su dolor, aunque
fuese apenas una milésima. El llanto de victoria fue largo, ahogado
en la ropa de él aunque poco a poco fue menguando hasta no ser más
que débiles sollozos entrecortados. Estaba muy cansada y no le
quedaban más lágrimas por derramar. Al menos por esa noche. Él la
miró secando el rastro húmedo de su llanto sobre las mejillas con
sus dedos, en apenas un roce. Besó su pelo.
Erik observaba a
la pareja sin decir nada. La quería, la quería mucho y no había
hecho falta ninguna palabra en aquel momento para demostrar aquello.
Un solo gesto, una mirada... Sólo había bastado aquello.
―Yo pensé
que... ―Empezó en apenas un murmullo, notando la boca seca.
Victoria se volvió hacia él, parpadeando un poco―...Que habían
sido los malditos sheks los causantes de esto ―acabó la frase, con
la mirada ahora en Christian. El hombre entornó la mirada y a Erik
le dio la sensación de que si no fuese porque pertenecían a la
misma familia, lo habría
matado con la mirada.
―¡Erik! Pero... ¿qué tonterías son ésas? ―Le espetó la
mujer, defendiendo claramente a su esposo.
―Es verdad. Yo... Joder, yo lo vi. ¡No son más que unos asesinos!
¡Intentaron matarnos a mí y a los demás, mamá!
―Piensa antes de hablar, Erik. Te tomaba por alguien... listo ―dijo
entonces Christian interviniendo en la conversación, aunque no
pensaba quedarse a hablar de semejante estupidez. Lentamente se fue
hacia el salón, sentándose en uno de los sillones que habían en la
sala.
Victoria se mordió el labio al verlo irse. Volvió la vista a su
hijo.
―Ya tenemos suficiente en esta casa como para esto, Erik.
―Mamá pero...
―He dicho suficiente ―repitió ella autoritaria―. Christian es
de los pocos, únicos que quedaron. No acuses de esa manera porque
indirectamente lo estás acusando a él.
―Tú misma me dijiste lo que eran, que incluso él durante un
tiempo fue un asesino ―se defendió él.
―Y como tú has dicho: durante un tiempo. Nada más ―dijo
Victoria―. Así que por favor, te pediría personalmente que
dejases eso. Estás cansado. Vete a dormir.
Erik suspiró, ladeando la mirada.
―Aún no he cenado... ―susurró casi de manera infantil, como un
niño intentando no irse todavía a la cama.
La mujer suspiró largamente. Erik se acercó a ella, cogiendo sus
manos entre las suyas.
―Perdóname. Te pido demasiado ―susurro bajo, mirándola a los
ojos. Era más alto que ella. Estaba claro que había salido a su
padre.
―No, soy yo que no llevo bien esto, mamá.
―Ni tu ni nadie, cariño ―negó echando a andar hacia la cocina.
Encendió las luces tras entrar, que tintinearon brevemente. Hacía
un poco más de frío allí que en toda la casa, o al menos en el
recibidor. Victoria abrió la nevera y sacó varias cosas con las que
empezó a hacer un sándwich para su hijo mientras le iba la mente a
mil. Ahora que lo recordaba no había comido en... Un día que
recordase. No algo sólido y en la cantidad necesaria, al menos. A
este paso, aquello acabaría con ella. Negó para sí misma antes de
servirle la cena a su hijo. Apoyado en la encimera de la barra
americana de la cocina, cogió con una mano el bocata, dándole un
mordisco. Tenía la mirada perdida en algún punto de la piedra,
inmóvil, absorto de todo lo que le rodeaba. Sentía que sólo quería
salir a la calle y llamar a gritos a su padre y a su hermana, rogando
que regresasen. Que regresasen a algún día del lugar en el que se
encontraban ahora y que en las páginas de los periódicos se
publicase el reencuentro.
En las páginas de... Su corazón se olvidó de latir por un
instante, abriendo los ojos de par en par. Soltó el sándwich y echó
a correr escaleras arriba como si le fuese la vida en ello. Entró en
el dormitorio de su hermana, abalanzándose sobre su armario. No
estaba todo perdido como habían creído. No se había acordado de
ello, pensó mientras metía la mano en los bolsillos de sus
chaquetas. Días antes a la desaparición de Eva, el día que entró
en su cuarto sin permiso había encontrado un trozo de papel con una
dirección. Una dirección donde debía encontrarse con alguien.
¿Quién? No lo sabía, pero... Justo en aquel momento halló la
pieza blanca de papel mal doblada en una chaqueta y sus ojos se
encendieron como si ardiese un fuego interno tras ellos.
No estaba todo perdido aún.
―¡Mamá! ―Llamó a media voz. Notaba que las palabras se le
agolpaban en la garganta―. ¡MAMÁ! ¡CHRISTIAN! ¡CORRED!
Tras un instante se oyeron los pasos de la pareja subiendo por las
escaleras, siendo el primero en aparecer tras la puerta el hombre.
―¿Qué ocurre? ―Preguntó despacio.
Erik puso delante de sus ojos su hallazgo.
―Aquí ―empezó―. Aquí es donde fue Eva antes de desaparecer.
Se reunió con alguien de Internet.
El muchacho estaba temblando. Christian cogió la nota, pasando la
mirada por encima de ella varias veces. Sólo dos segundos después
dio media vuelta, sentándose en la silla del escritorio del
dormitorio y encendió el ordenador. Accedió sin problemas puesto
que se sabía la contraseña de la que era su hija y empezó a
buscar. Toda búsqueda en Internet dejaba tras de sí una huella,
algo grabado en el historial de la máquina. Y para su suerte y la de
todos, el historial no había sido borrado. Entornó la mirada,
centrando toda su atención sobre la pantalla.
Victoria entró en ese momento a la habitación, sin entender bien lo
que ocurría tras echar una mirada alrededor.
Pero... Cuanto más lo pensaba Erik menos le cabía en la cabeza. A
Jack no habría hecho falta secuestrarlo. El dependiente de la
tienda, el shek, no había intentado secuestrarlo, sino matarlo. Por
esa misma regla de tres, Jack no debería haber desaparecido sino que
se habría encontrado directamente su cadáver, su cuerpo sin vida.
¿Y Eva? ¿Eva qué tenía que ver en todo ello?
La cabeza le iba a mil, procesando a una velocidad vertiginosa toda
la información que disponía. No. No... Algo había ahí que se le
escapaba, se dijo a sí mismo.
―Erik ―le dijeron en ese momento desde el ordenador. Él se
acercó enseguida junto a Christian, que mantenía abierta una página
web en la pantalla.
―¿Crees que puede ser ésta? ―preguntó el shek.
El muchacho la repasó con la mirada varias veces, leyendo todo lo
que ponía y sin decir una palabra asintió.
Psycoloweb. La página donde había visto a su hermana meterse
tantas veces, pero ¿sería ésa o quizás no era más que una página
más donde se pasaba las tardes muertas la chica.
―¿Estás seguro, Erik? ―murmuró Victoria desde atrás, casi
encogida. Sentía que el terror de no saber dónde estaría su hija y
qué le podrçía haber pasado le atenazaban el cuello como si fuese
una bestia que tenía sus colmillos entorno a ella, pero ahora mismo
no había lugar para la preocupación o el miedo. Era ahora cuando
debía dejar a un lado todo aquello y hacer de tripas corazón para
buscar al menos a un miembro desaparecido de su familia.
Jack..., pensó con añoranza. Jack deberá esperar, se dijo a sí
misma con fuerzas renovadas, notando que una llama creía dentro de
ella.
―¿Podemos encontrarla? ―Inquirió.
―Creo que sí. Si pudiese acceder... ―Por más que tecleaba la
habitual contraseña de Alison, no funcionaba. No era la misma y eso
presentaba un problema mayor, para colmo.
Lo intentó dos, tres y hasta seis veces pero la web siempre le
devolvía el mensaje de Contraseña incorrecta. Resopló
pasándose la mano por el pelo, clavando la mirada en la maldita
pantalla.
Fue entonces cuando Christian se movió, haciéndolo a un lado para
coger él el teclado. Rápidamente se oyeron las teclas resonar y
accedió a la cuenta de Eva sin fallar tantas veces como lo había
hecho Erik. Éste lo miró perplejo.
―En las cuentas importantes la contraseña es el nombre de su
serpiente ―dijo sin más.
El chico volvió la mirada al reptil.
―¿Kirtash?
Asintió y sin que la vieran, Victoria sonrió débilmente.
―Qué nombre más raro ―siguió diciendo Erik.
―Era el mío ―murmuró navegando por la página web.
Al
chico le subió un fuerte escalofrío por toda la espalda al pensar
que le podría haber molestado ese comentario. Al fin y al cabo, su
tío era un shek y anteriormente, un asesino. Ladeó la mirada a él
para ver con vago asombro que el hombre no lo miraba, sino que tenía
la vista fija en la pantalla. Erik lo comprendió sin necesidad de
palabras. No estaban allí para bromas tontas ni para hacer oídos a
comentarios absurdos, sino para encontrar a Eva.
Eva...
Me encanta!!! Sigue escribiendo porfavor
ResponderEliminarQue xuloo, tenia ganas ya de leermelo. No tardes mucho en subir el siguiente porfii!!!
ResponderEliminarQue xuloooo me a encantado, quería leerlo ya, sube el otro pronto porfii. Sigue escribiendo que lo haces genial!!
ResponderEliminarQue xuloooo me a encantado, quería leelo ya, sube el otro pronto porfii. Sigue escribiendo que lo haces genial!!
ResponderEliminarI love tus capítulos...me encanta como escribes
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs súper bonito! Me recuerda a cuando buscaban a christian la resistencia:)
ResponderEliminarEspero que Jack este bien. No tardes mas de 1mes en publicar el siguientee!!!❤❤💗💗
Besos <3
Salu2
Es súper bonito! Me recuerda a cuando buscaban a christian la resistencia:)
ResponderEliminarEspero que Jack este bien. No tardes mas de 1mes en publicar el siguientee!!!❤❤💗💗
Besos <3
Salu2
Holaa!! Me encantan tus capítulos pero se agradecerá que no tardes tanto en publicarlos❤❤❤❤
ResponderEliminarPor favor tendlo en cuenta,
Besos😘😘
Me encanta la historia!! y ya estaba deseando que publicases un capítulo nuevo! Por favor sigue con la historia! que mee he quedado con la intriga! Estoy deseando saber si podrán encontrar a jack y a Eva :)
ResponderEliminarPor fin!!!! Por que tardaste tanto en escribir???
ResponderEliminarEspero el siguiente ;)
ResponderEliminardiooos mio como mola sigue asi i love tha book amo memorias de idhun sigue asi muchisimas gracias por subir el capitulo y besos
ResponderEliminarEsta superbien, pero sube ya otro que llevas un montón si publicar😭
ResponderEliminarSalu2
Hola kiara, Me a encantado encontrar a alguien que esta siguiendo con esta historia que a mi me encanta y que quería seguir leyendo. Espero que nos dejes disfrutar durante mucho tiempo mas de tu historia y que tanto deseo continuar. Muchas gracias
ResponderEliminarSigue escribiendo porfa vas con mucho retraso y la historia esta muy buena
ResponderEliminarHola Kiara me encanta todo lo q estas haciendo de verdad, yo también necesitaba mas de MDI. Escribe pronto porfa
ResponderEliminarSube otro pronto por favor
ResponderEliminarMe encantan espero el siguiente no me dejes con la intriga
ResponderEliminarPor favor seguí escribiendo.Necesito seguir leyendo
ResponderEliminarPor favor sigue escribiendo.Este libro lo es todo para mi
ResponderEliminarcapitulo? nuevo? :(((
ResponderEliminarQ llegue el siguiente ya!!!!
ResponderEliminarYa estoy deseando que cuelgues el siguiente ¿cuánto t falta? (Mas o menos)
ResponderEliminarresponde porfi😘😘
Me encanta tu maneta de escribir...
ResponderEliminarPero tardas mucho en publicar el siguiente..
Corte, corre por favor!!!!
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