La
tarde estaba cayendo. Delgados hilos de la última luz del día se
colaban entre las copas altas de los árboles de la avenida,
anunciando quizás la llegada de unos días más cálidos
relativamente dentro del invierno glacial de aquel año. Era
una tarde tranquila, según pensó Victoria, sentada sobre uno de los
sillones del salón mirando por la ventana. Y aquello era justo lo
que necesitaban, tranquilidad, puesto que los días anteriores habían
sido demasiado raros, extraños, y al menos ella necesitaba volver a
la calma habitual que le proporcionaba su casa, o mejor dicho, los
momentos en silencio con los que contaba.
La
casa estaba recogida, no había nada que limpiar y no tenía ninguna
clase de pintura ni de cocina hasta el próximo lunes... Y era
viernes. Quizás saliese a dar un paseo. Últimamente se había
aficionado a ellos, a decir verdad. Recorrer las calles a pie,
tranquila, notando como lentamente iban creciendo las hojas en las
ramas de los árboles. Pasear era algo con lo que conseguía
desconectar de todos y pensar, aunque sólo fuera por un segundo, en
sí misma. Aunque salir ahora...
Suspiró
nuevamente. Ahora no le apetecía mucho. Se estaba quedando
plácidamente dormida en el sofá cercano a la ventana, mirando
fuera, con la suave música de Sade
que sonaba de fondo en el salón, cantante a la que Victoria se había
aficionado y que le parecía
condenadamente sexy.
En ese momento, se oyó el sonido
una puerta cerrarse en el piso superior seguido de varios pasos por
las escaleras.
La chica giró la cabeza para ver
quién había sido... y se encontró con Jack.
―Hola ―le sonrió, casi
adormilada.
―Hola Victoria ―respondió al
tiempo que se estiraba―. Menuda siesta me he metido. La necesitaba.
―Espera... ¿Cómo que siesta? ―dijo incorporándose
completamente. Su cara era de preocupación―. Jack, ¿y Alison? No
me digas que...
El chico cayó en ese momento en la cuenta de lo que la joven se
refería y se llevó una mano a la frente.
―¡Mierda! Me he olvidado de ella.
―¿Cómo que te has olvidado de ella? ―dijo levantándose del
sofá―. Dios, Jack, hoy el autobús del colegio no pasaba. Lo
sabías y dijiste que irías a buscarla.
―Victoria, ya lo sé, joder. No hace falta que me eches más la
culpa.
―¿Ah no? Y entonces ¿a quién se la echo, me lo puedes decir?
―dijo molesta.
Victoria tenía razón. El instituto de Alison había avisado con una
circular una semana antes para informar de que ése día el autobús
no haría el trayecto habitual para dejar a los estudiantes en sus
respectivas casas. La joven había hablado con Jack sobre el tema y
éste había aceptado ir a recoger a la muchacha. Pero como acababa
de comprobar Victoria, se había quedado completamente dormido,y
Alison, por la hora que era llevaría más de tres cuartos de hora
esperando en la calle, sola, olvidada, aguardando a que un Land
Rover se parase frente a ella y apareciese su padre diciéndole
que subiera al coche.
Jack resopló.
―Voy a buscarla... ―dijo cogiendo las llaves del coche.
Victoria lo miraba y justo en ese momento se oyó un portazo
proveniente de la puerta de entrada de la casa. Ambos se giraron para
ver de quien se trataba... y se encontraron con la azulada mirada de
Alison. Fría, altiva y sin duda, molesta por haberla dejado
olvidada, miró a Victoria un segundo antes de clavarse en los ojos
de Jack.
―Cariño ―sonrió Victoria, más que nada para calmar el momento,
puesto que notaba la tensión en el ambiente.
―Alison... ―dijo Jack apenas en un susurro.
―Ni me hables ―le espetó ella―. He estado sentada en el
bordillo de la acera más de tres cuartos de hora, esperando a que
aparecieses tal y como me dijiste.
―Se me ha olvidado, hija... ―estaba claro que había metido la
pata hasta el fondo con ella.
―Ah claro, que de mí todo el mundo se puede olvidar, ¿verdad?
―soltó irónica, notablemente enfadada. Y sinceramente, tenía
toda la razón del mundo.
―Alison, sabes que éso no es verdad ―respondió el chico,
paciente.
―¿Que no? El otro día cuando tú y Erik acordásteis ir a Central
Park bien temprano a las cinco de la mañana ya estabas levantado.
Cuando pensásteis ir al centro comercial te pedí que me compraras
por favor una nueva carpeta. ¿Lo hiciste, papá? ―Dejó caer la
pregunta mirando a Jack y éste, como toda respuesta bajó la mirada.
Alison asintió―. Lo he sabido siempre. Yo siempre he sido la oveja
negra de la familia.
―Ali...
―No, de Alison nada ―le
espetó―. Alison está ya muy harta de que se le tenga la misma
consideración que a la pared.
Y dicho esto, la muchacha dio
media vuelta, subiendo la escalera precipitadamente. Se oyó un
violento portazo proveniente de su habitación. Victoria negó con la
cabeza, volviendo la vista a Jack, que tenía la mirada puesta en el
suelo.
―Jack...
―Está bien. La he fastidiado de sobremanera.
―Con ella sí, ya lo has visto.
Clavó su mirada en la de ella.
―Oye mira, tampoco creo que sea para tanto. Se me ha pasado ir a
recogerla. Ya está.
―Sí ¿y todo de lo que ha hablado, qué, eh? ¿Te das cuenta que
últimamente estás más...?
―¿Más qué Victoria? ―dijo ya empezando a enfadarse―. Vamos,
dilo y no dejes la frase a medio acabar.
Victoria se mordió el labio.
―Más extraño...
Ella sabia a lo que se refería y Jack también. Hacía poco menos de
dos semanas del incidente de sus parientes con el shek, y desde
entonces se comportaba así. Todos en la casa habían notado el
increíble cambio que se había producido en él. La sonrisa de Jack
ya no era la misma, ya no parecía lucir con la luz propia de antaño.
Ahora las únicas sonrisas que se le podían sacar al muchacho eran
vagamente tristes y apagadas.
Además, él también había cambiado. Estaba irascible, tanto que a
la más mínima se ponía a la defensiva, atacando con uñas y
dientes muchas veces por simples tonterías. En la primera semana
Victoria tuvo dos broncas con él derivadas de un asunto sobre el
césped que no tenía la mayor importancia, pero la discusión se
había tornado en algo realmente serio. La chica en aquellos días
había intentado animar al dragón con todo lo que le se había
ocurrido, desde hacerle pasteles, pasando por paseos tranquilos,
caricias, besos hasta momentos a solas aunque en vano. El chico no
mejoraba su ánimo y a Victoria se le habían acabado las ideas,
optando al final por hablarle lo justo y evitar por todos los medios
posibles hacerlo enfadar con nada.
Aunque el asunto de ahora era importante.
―No estoy extraño ―se defendió él.
―Lo estás, pero da igual ―murmuró bajito.
Jack clavó su mirada en la de ella, sin un atisbo de simpatía en
sus ojos.
―¿Te parezco que estoy extraño? ¿Y eso por qué? ―su tono de
voz iba en aumento.
―Últimamente te comportas de manera diferente. Más...
―dudó―...agresivo.
Jack se pasó la mano por el pelo.
―Eso no es cierto.
―Tú no te ves, pero los demás que estamos a tu alrededor sí,
Jack. Has cambiado. Entiendo que lo de tus tíos de dolió mucho pero
debes superarlo algún día.
―¿Qué? Victoria no tienes ni idea de lo que siento así que
cállate, ¿queda claro? Lo de mis tíos ha sido un duro golpe y ya
veo que tú no entiendes ―respondió brusco―. Claro, tú no has
pasado de un momento a otro a ser un mero recuerdo olvidado. No
puedes entenderlo aunque quieras.
Victoria se quedó callada, cortada ante el repentino salto de él,
pero sabía que había metido la pata, hiriendo sus sentimientos.
Abrió la boca para decir algo pero se quedó callada al ver que Jack
cogía el abrigo.
―Jack.... ―susurró.
Se volvió hacia ella. No sonreía, no estaba nada por la labor de
mostrarse afable. Ni siquiera con ella.
―Victoria, déjalo ―dijo vagamente―. Ya la has fastidiado
bastante, ¿vale?
Y sin decir nada más, dio media vuelta con el abrigo al hombro,
abrió la puerta de la casa saliendo, y cerró tras él con un
portazo. Minutos después se oyó el motor del Land Rover
perdiéndose por la calle al abrigo del manto del atardecer.
Victoria suspiró entrando en el salón. Se dejó caer de nuevo en el
sofá, clavando la vista de nuevo fuera de la ventana, abrumada y
cansada al mismo tiempo de la situación en la que estaba sumida su
hogar en aquellos momentos. Jack se encontraba totalmente deprimido
desde lo de sus tíos. No levantaba cabeza para nada y esto cada vez
la preocupaba más. Había hablado con la vecina de la casa
colindante a la suya hacia un par de días, y entre los temas que
habían sacado había estado Jack por medio. La mujer, muy amable
según le pareció a Victoria, le comentó que si el problema era tan
grave como ella afirmaba lo mejor sería llevarlo a un psicólogo,
que sin duda, ayudaría a Jack a salir del pozo de la amargura en el
que estaba sumido. La cosa sería: ¿Jack querría ir? ¿Cómo le
explicarían todo al psicólogo que lo viese? ¿Qué le podría
decir? Porque, sin duda, le sería imposible hablarle de Idhún, de
la Resistencia o de la magia. Nadie le creería. El hombre lo
despacharía de su consulta sin miramientos. Victoria ya se imaginaba
la cara del pobre psicólogo al oír que el muchacho rubio le hablaba
de su doble naturaleza como dragón...
Negó con la cabeza.
―Sería de locos... ―murmuró apenas en un hilo de voz.
Y se quedó así, callada, mirando a algún punto del exterior,
quizás en busca de una respuesta para el caos que era ahora su casa.
La música de Simple Plan salía a todo volumen de los altavoces de
la minicadena. Alison movía la cabeza al ritmo, mientras posaba la
mirada en la pantalla de su ordenador. Por suerte, nadie en su casa
se le había ocurrido la idea de molestarla, y menos aun después de
lo de su padre. Necesitaba su espacio, relajarse después del enfado
con el que había entrado a su casa, y eso sólo lo conseguía con
dos cosas: la soledad de su habitación y su música favorita
resonando sin parar.
Amaba aquellos momentos, la verdad. Momentos muy suyos.
Un icono parpadeó en el monitor y la chica se volvió hacia él.
Sonrió.
Hola Denise
—escribió contenta
rápidamente y aguardó impaciente una respuesta, respuesta que no
tardó en llegar.
Hola Alison
—apareció escrito en la pantalla—. Mañana es el gran
día, ¿no?
Es verdad
—sonrió abiertamente pese a que no la viera.
El gran día se refería al un encuentro entre ambas internautas
planeado algunas semanas atrás. Alison estaba impaciente. Llevaba
hablando todos los días, sin faltar ni uno solo desde lo de sus tíos
con Denise y no había nada en ella que le disgustase, es más, la
adoraba: Su forma de ser, de expresarse, de razonar... Cuanto más la
conocía más quería parecerse a aquella mujer de la que ni siquiera
había visto una foto, pero sinceramente le daba igual. Alison no era
de las que se fijase especialmente en el físico de alguien, sino en
cómo era dicha persona.
¿Estás impaciente? ―preguntaron.
Mucho. Nunca he hecho una quedada con otro internauta ―respondió.
Sinceramente,
yo tampoco, pero no me voy a echar atrás. Y espero que tú
tampoco...
La chica se apresuró a escribir.
No no ―Por nada del mundo se pensaba perder aquella cita con
Denise.
Ah,
me alegro :)
Alison sonrió y alargó la mano hacia el vaso de Coca-Cola que
reposaba sobre el escritorio, dando varios tragos. Qué ganas tenia
de que llegase mañana, qué ganas... tenía tantas cosas que
contarle a aquella mujer que no sabía por dónde empezar. Quizás le
hablase de la situación con sus padres, o de la manera en la que se
la infravaloraba en la familia. Sí, era más que probable que se lo
contase, más que nada porque para ella era algo importante y quién
sabe, tal vez Denise supiera darle un consejo sobre qué hacer y cómo
lograr integrarse más, aunque Alison no estaba del todo segura si
quería pertenecer más a su familia. El grado de privacidad y
de independencia del que gozaba ahora era un privilegio del que,
claramente, su hermano no gozaba.
Aunque a veces tenía que admitir que se sentía realmente sola, y
más cuando veía a Erik y Jack juntos. ¿Por qué ella no podía ser
como Erik? ¿Por qué Jack no le prestaba la misma atención que a su
hermano? ¿Qué tenía Erik que no tenía ella?
Alison suspiró, agotada de aquel dilema mental que conseguía muchas
veces hundirla levemente en un estado de melancolía, pasajera, sí,
pero melancolía al fin y al cabo. Miró su vaso, más vacío que
lleno y se preguntó por qué la gente hacía esas preguntas tan
ridículas de “Cómo está el vaso? ¿Medio lleno o medio
vacío?”. El vaso está por la mitad, respondería ella si le
preguntasen. En ese momento vio que Denise se despedía hasta mañana,
mandándole la posición y hora donde esperaría a la muchacha para
la cita de ambas. La chica se apresuró a copiarlo rápidamente en un
trozo de papel que arrancó de un folio blanco y se lo guardó en el
bolsillo de la sudadera que llevaba, la misma que llevaría mañana,
puesto que pasaba de arreglarse o cualquier pijotada de esas.
Se levantó de la
silla de escritorio y se estiró, notando sus miembros entumecidos de
la posición den la que había permanecido un buen rato frente al
ordenador. Bostezó, pasando la mirada a la cama. En verdad, era casi
la hora de cenar, aunque no tenía hambre.
Su forma de ser, de
expresarse, de razonar...
Y pensando esto fue
preparando la ropa que llevaría para el encuentro: los vaqueros,
calcetines, sus zapatillas negras de cordones...
es genial volver a vivir la magia de Idhun, lo que no es tan genial es tener que esperar para seguir leyendo pero merece la pena, muy buen capitulo!
ResponderEliminarWOW! me a gustao, me a dejao con la intriga, espero con ansia tu siguiente capitulo. Aver quien sera la otra!!!
ResponderEliminarEstoy en lo cierto si digo que la internauta es idhunita?
ResponderEliminarYa somos dos quienes sospechamos.
EliminarME HA ENCANTADO eres... LA MEJOOOORR !!!! :D <3<3<3
ResponderEliminarme encanta aver cuado pones la siguiente parte, todos los idhunitas te esperamos con ansia ^^
ResponderEliminar:D
¡Llevaba mucho tiempo esperando este capítulo! Ya quiero leer el siguiente XD
ResponderEliminarMe a gustado mucho la historia, has probado escribir un libro tus relatos como seguidora de Eragón y Memorias de indhún estan geniales. ¡Animo!
ResponderEliminarWaaaa!!!! Genial!!! Tenia ya muchísimas ganas de volver a leer uno de tus maravillosos capítulos!!!
ResponderEliminarUn poco corto para dejarnos con la intriga tanto tiempo,no? Pero si hay segunda parte me cayo,pero que sea mas largo¡¡¡¡Es muy triste que Jack trate así a Alison porque debe actuar como si fuera su padre,o digo yo,no?Creo que este capítulo ha sido un poco decepcionante dado el largo tiempo sin leer,pero esto no quiere decir que no me haya gustado,he...que esta muy bien...pero podrías mejorar que yo lo sé.En fin sigue así que por ese camino vas bien ,pero cuando volverán con sus amigos de idhun??
ResponderEliminarme encanta! aunque odio tener que esperar tanto vale la pena
ResponderEliminarMe ha encantado!! Alguien esta tan seguro como yo de que el internauta es uno de los sheks-humanos??? Muuuy sospechosooooo xD
ResponderEliminarMe encanta tu historia!!! Es genial pero para cuando la el siguiente capitulo???
ResponderEliminarDemasiada intriga
Me encanta!!!
ResponderEliminarMe ha encantado!!!Por cierto cuando se lo cuentan a Alison?
ResponderEliminarme ha gustado mucho como has ido desarrollando la historia, en verdad la disfruto. tal vez puedas hacer un futuro de ello. me gusta mucho!!!!
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