Capítulo 8 - De Madrugada

Capítulo 8
De madrugada



Christian levantó la mirada y los escudriñó a los tres lentamente. Había muchos sentimientos en los ojos que lo observaban: miedo, tristeza, esperanza, compasión... Y fue entonces cuando se introdujo en la mente de los tres de golpe. Para él no eran más que otras mentes humanas, algo que no presentaba ninguna complejidad para manipular a su antojo. Estaban asustados, todos ellos. Sarah quizás era la que peor lo llevaba, pero no podría resistirse a él. El interior de su mente era como un torbellino, formado por el retazos de miedo y la incomprensión. Miles de imágenes de un gigantesco dragón dorado daban vueltas en el interior del remolino, junto con otros recuerdos de Jack cuando no era más que un niño. Christian se detuvo un instante, observando con detenimiento la mente de la mujer. Verdaderamente ella había sentido muy profundamente la desaparición del joven. Sarah lo había considerado desde que era pequeño como si fuera un hijo para ella. El asesinato de sus familiares y la repentina desaparición de su sobrino habían sido un duro golpe para ella del que le había costado recuperarse y aun con todos los años que habían pasado tanto por su piel como por su mente, nada había vuelto a ser lo mismo. No había mes que no recordase en silencio a Jack. Muchas veces, la mujer había preferido saber de una vez por todas que su sobrino estaba muerto, que habían encontrado su cadáver abandonado en algún caserío de las montañas en alguna parte de Dinamarca. Al menos así, había pensado la mujer, la memoria de sus familiares descansaba en paz de una vez por todas. Pero siempre, poco después se arrepentía de ese sentimiento. Pero ahora todo era diferente: después de tantos años de incertidumbre, descubría al fin quién había sido el asesino, el hombre que, con la suficiente sangre fría le había arrebatado la vida a una familia que no le habían hecho daño a nadie. Saber esto le había llenado de un odio infinito, un odio que hasta ella misma se había atemorizado de sentir. Deseaba que aquel hombre que estaba en la casa pagase por sus crímenes, por semejante atrocidad, hubieran pasado los años que hubieses pasado. A ella aquello le daba igual. A la vez, no comprendía cómo Victoria podía defender a ese hombre. Había matado a los padres de Jack, y ella lo defendía... A la vez, la muchacha decía que amaba a los dos por igual. ¿Por igual? No. Si Victoria lo defendía a pesar de lo que había hecho, significaba que no amaba a los dos por igual, sino que prefería a Christian. Entonces, prefería a un asesino antes que su sobrino, un muchacho que había dado la vida por defenderlos convirtiéndose en un dragón dorado. No lo entendía y era por ésto quizás, que su mente era en aquel preciso instante un torbellino de emociones inmenso.
Christian se sorprendió un poco por los pensamientos de la mujer. En ningún momento había reflejado nada de aquello, por lo que entrar en su mente y encontrarse semejante caos le había extrañado un poco al shek. Pero no le dio más importancia. Como si se tratasen de un ordenador, Christian fue tocando aquí y allá, manipulando las tres mentes a la vez. Continuó con su labor hasta que dentro de sus cabezas sonó como un clic y de pronto, los cuerpos de los familiares cayeron violentamente en el sofá, inconscientes.
El proceso había acabado.
Victoria se acercó para comprobar si estaban bien, mientras Christian se dejo caer en un sillón cercano. Estaba algo cansado. Hacia algún tiempo que no realizaba ese tipo de trucos mentales y le había costado lo suyo concentrarse e introducirse dentro de ellos, que no eran más que un caos en ese momento. Se habían resistido a él, revolviéndose mentalmente, horrorizados ante la posibilidad de lo que podía hacerles aquel hombre de fríos ojos azules, aunque todo ello había sido en vano. Para Christian no eran más que simples y débiles humanos, y no tardó demasiado en acabar con ellos. Y ahora, quizás era normal que estuviese un tanto cansado. Pero él era un shek, tenía doble alma, se recordó; debía ser más fuerte.
Así que, con este pensamiento en la cabeza, no permitió que la sensación de cansancio le invadiese el cuerpo, por lo que se levantó del sofá y fue hacia la cocina. Con paso lento, atravesó la puerta del salón, y se detuvo. El recibidor tenía las luces encendidas en aquel momento. Con todo lo ocurrido esa noche, nadie se había molestado en apagarlas. Christian ladeó un poco la cabeza para mirarlo. Sentado en el suelo, con la espalda en la pared del recibidor que daba al salón estaba Jack. El muchacho estaba encogido sobre sí mismo, ocultando su rostro entre sus rodillas.
—¿Les dejastes recuerdos agradables? —murmuró de repente.
Christian no dijo nada. Se limitó a mirarlo fijamente.
—Dime —Jack levantó la cabeza—. ¿Se los dejastes?
—Sí. Han pasado sus vacaciones en Disneyworld. —Respondió fríamente.
—Bien —masculló.
Christian le sostuvo la mirada un par de segundos y caminó hacia delante, entrando en la cocina, dejándolo allí.
Jack se alegró en parte. Al menos, con ese falso recuerdo que les había implantado no recordarían el monstruo que era su sobrino. Pero ahora todo daba igual: volvía a estar muerto para el mundo, para todos los demás. Ya no era el Jack Redfield de aquella familia, ahora era uno distinto, uno muy diferente al que ellos seguían buscando.
Buscando....
Bajó la cabeza, ocultando de nuevo su rostro. Parpadeó insistentemente, evitando que las lágrimas aflorasen en sus ojos, ya que parecían empujarse las unas a las otras. En su camisa pudo oler todavía la tenue fragancia de lilas que había llevado su tía Sarah aquella noche.
Aquello terminó por derrumbar a Jack.
No lo soportó más y rompió a llorar desconsoladamente.
Se había ocultado de ellos durante todo el tiempo que había estado en la Tierra y ahora que lo habían encontrado, por fin después de tanto tiempo, de tanto sufrimiento... Tantas noches con su fotografía en la ventana, tantos años sin saber nada, sumidos en la ignorancia. Sus padres estaban muertos: sus cadáveres lo demostraban, en cambio él... Durante veinte largos años había estado desaparecido y sus familiares rotos.
Se odió a sí mismo al pensar por lo que habían tenido que pasar Sam y Sarah. No se imaginaba lo desesperados que podrían haber estado, la angustia de cada día al ver que, aquel entrañable niño de ojos verdes y sonrisa encantadora no aparecía.
Ni él ni su cadáver.
Ahora, estaba muerto, muerto otra vez, y eso quizás le dolió más que a nada en el mundo.
Se quedaba solo en el mundo, y esta vez para siempre.



Pasaron cerca de diez minutos hasta que Victoria entró en la cocina buscando a alguien, y lo encontró. Estaba apoyando sobre la encimera, con un vaso de agua en una mano. Su cabello castaño le caía por ambos lados de la cara, ocultándole el rostro.
—Hola, ¿cómo estás? —Preguntando, esbozando una media sonrisa.
—Estoy bien, Victoria —respondió Christian, bebiendo un poco de su vaso de agua.
La mujer se situó detrás de él y lo abrazó por la cintura, cerrando los ojos. Quizás él sí que estaba bien, pero ella no tanto. De repente, toda su casa se había vuelto un caos, sin que ella pudiera hacer nada por detenerlo. Primero los parientes, luego un shek... Necesitaba cerrar los ojos durante unos instantes, sentir que el torbellino que había a su alrededor cesaba durante un breve instante. Necesitaba oír que todo iba a ir bien, que ya había pasado todo.
Christian se volvió dentro del abrazo de ella y cruzó sus brazos por encima de los hombros de la chica. Hundió su rostro en su larga melena oscura. Él no tenía miedo: su parte shek era fuerte y sabía que podía afrontarlo todo pero, ¿y ella? Victoria era más frágil Podía aparentar ser más fuerte que un roble, pero en realidad era tan pequeña y delicada como la diminuta flor que nacía a los pies del árbol. Christian la amaba y no estaba dispuesto a permitir que nada le ocurriese, aun si él debía morir en el empeño de salvarla a ella.
—Victoria —murmuró sin despegarse de ella.
—¿Sí?
—Esta noche me quedaré aquí.
—Pero Jack...
Se volvió para mirarlo y descubrió que sus ojos la miraban fijamente. En aquel instante pareció como si el tiempo se hubiera congelado. Sólo existían ellos dos, y nadie más. Aun con el tiempo que había pasado, los fríos ojos de él seguían teniendo el mismo efecto cautivador que cuando ella tenía trece años, la primera vez que se lo encontró de cara, tan cerca a ella, y le propuso ser la Emperatriz de Idhún, junto a él. Pero por aquel entonces, él seguía estando en contra de ellos, en el bando contrario y sus ojos eran más fríos que nunca, sin apenas un rastro de humanidad dentro de ellos. Ahora todo había cambiado. Estaban en la Tierra. Llevaban una vida normal y no tenían que luchar por sus vidas cada poco.
Hasta ahora.
Victoria cerró los ojos, apretando los párpados.
—¿Te encuentras bien? —Inquirió él, acariciándole con suavidad la mejilla. La muchacha levantó la cabeza para mirarlo, hundiéndose en sus ojos de hielo. Necesitaba aislarse durante un momento. Muy lentamente, cristiano inclinó la cabeza, más y más, hasta que sus labios se rozaron y la besó. Era un beso apasionado, un beso donde él le mostró lo que la amaba. Victoria lo correspondió al momento, pasandole los brazos por encima del cuello.
Lo amaba. Lo amaba con todas sus fuerzas. No quería que se fuera de su lado, que se alejase hasta donde ella no podía alcanzarlo. Christian rodeó con sus brazos su cintura, atrayéndola más contra sí.
Cuando sus labios se despegaron, Victoria no se movió. Siguió abrazada a él y suspiró largamente. No quería separarse de Christian, al menos no enseguida. Pero nada dura eternamente, y aún quedaba un asunto importante que debían tratar.
—Escucha Chris, necesito pedirte algo —empezó ella mientras se separaba un poco de él y posaba sus ojos en los suyos.
Christian aguardó en silencio.
—Dime, ¿podrías tú encargarte de ellos? Me refiero a que si podrías llevar a Sam y a su familia de vuelta al hotel. Se lo pediría a Jack pero creo que no está como para ello.
—Sí. No te preocupes.
—Bien —dijo afirmando con la cabeza. Aquello quitaba casi todo el peso al asunto en cuestion—. Por cierto, ¿sabes dónde está Jack?
—Se ha subido al dormitorio principal hace apenas diez minutos —recordó él.
—Bien pues, voy a acercarme a ver qué tal está Jack.
—No —le agarró del brazo—. Déjalo.
—Pero...
—Victoria, esto ha sido un duro golpe para él —murmuró—. Déjalo solo. Lo necesita. Jack ahora tiene más que suficiente.




El pasillo del piso superior estaba en silencio. Alguien había dejado una de las luces encendidas, que alumbraba con suave luz cálida el corredor enmoquetado de granate. Era apenas una lamparita colgada de una de las paredes laterales que, a pesar de tener sólo una bombilla, inundaba de luz el pasillo. Un débil ruido sordo venía de detrás de una de las puertas de allí arriba. Eran como pequeños chasquidos monótonos que se iban sucediendo los unos a los otros en un ritmo determinado, y todos ellos procedían de la habitación de Alison. La muchacha estaba a oscuras en su habitación, pero no le importaba lo más mínimo. Estaba sentada en su escritorio, delante de la pantalla del ordenador, tecleando inclesande sobre las teclas del teclado. La luz azulada del monitor alumbraba lo justo como para que viese dónde estaban cada una de las teclas, aunque ella nolo necesitaba. Desde pequeña llevaba tocando el ordenador, por lo que se sabía la situación exacta de cada una de las letras. Los altavoces estaban apagados, y sus cascos violetas sobre la cama. No se había molestado si quiera en poner música. Le daba igual. En aquel momento, todo parecía importarle lo mismo a la chica, tenía otra cosa en mente. La rabia y el odio que provocaba la mentira le impulsaba a escribir sin desenfreno, golpeando con fuerza las teclas que acertaban las yemas de sus dedos. Le había mentido. Su padre... Su propio padre no había confiado lo suficiente en ella como para contarle que sus abuelos habían sido asesinados, que ya no vivían.
Jack había traicionado su confianza.
Pero no sólo él, sino que también Christian, la persona a la que idolatraba. ¿Cómo había podido haberlo hecho? ¿Por qué? Ésto era lo que más le dolía a ella, la traición de su tío. Ella había confiado siempre en él, contándole cosas que incluso había guardado con recelo de sus propios padres, y ahora ésto.
—En el fondo es como los demás... —murmuró—. Como los demás... Él lo sabía y ha sido incapaz de decirmelo. Al final todo son mentiras. Mentiras y más mentiras. Estoy cansada de todo esto...
Y siguió tecleando, incansable. Delante de ella, en la pantalla, se iban sucediendo las letras, formando palabras, oraciones y, poco a poco, dando lugar a un texto que se iba haciendo cada vez más y más extenso. Alison estaba en Internet, en un foro donde ella era miembro desde hacía pocos meses. Era un foro de psicología. En el instituto, una compañera suya le había comentado la existencia del foro, y de la cantidad de psicólogos que habían allí dentro que ayudaban de manera online a quién lo necesitara. A ella misma la habían ayudado con un problema con su novio, que ahora era su ex, y sinceramente, se la veía feliz desde que lo habían dejado. Alison se había metido un par de veces en aquel foro y sabía cómo funcionaba: exponías tu problema y los diferentes miembros que componían el foro te daban su opinión: lo que debías o no hacer, lo que ellos harían en tu lugar... Estaba bien. Ella misma había dado muchas veces su opinión a otras personas que habían pedido consejo. Bien, pues en aquel momento, ella también necesitaba consejo, o ayuda; le daba exactamente igual, pero necesitaba exponer todo lo que le había pasado. No se lo podía callar por más tiempo.
Dio los últimos repiqueteos en el teclado, puso su firma y publicó su problema online. Suspiró llevándose las manos a la nuca, cansada. Ahora todo el mundo podía ver lo que le había pasado aquella noche. No tardarían en responder, lo sabía bien. Pero no iba a quedarse todo el tiempo aguardando delante de la pantalla como una estúpida, por lo que agarró el ratón y se metió en una página de Internet que tenía marcada como favorita. Era de leyendas urbanas. Le gustaban las historias de miedo y terror, por muy insólitas que pareciesen. Había descubierto aquel sitio un par de años atrás, y desde entonces, cada vez que se encendía el ordenador visitaba aquella página de miedo urbano y cosas insólitas. Alison no se definía como una persona gótica, pero a veces tenía puntazos góticos, y aquel quizás, era uno de ellos.
Permaneció en la página un buen rato, leyendo y leyendo historias urbanas. El estómago le sonó un par de veces, pero le daba igual. Había comido poco aquella noche. Quizás había sido que tener tan cerca de Christian le había cerrado el apetito. Aún así, no bajó a comer nada a la cocina. No quería ver a nadie, ni a su padre, ni a su madre y menos a Christian, por lo que permaneció en su habitación durante todo el tiempo. Recordó que la última vez que había ido al cine había comprado una bolsa de chucherías, y si la memoria no le fallaba, deberían estar en el tercer cajón de... Alargó la mano y abrió uno de los cajones de su escritorio, que estaba lleno de cosas. Revolvió un poco su interior y la encontró: la bolsa de chuches. Todavía le quedaban bastantes como para pasar dos horas delante del ordenador. Dejando la bolsa transparente encima del escritorio, rompió el plástico con dos dedos y se llevó a la boca un regaliz rosa. Le supo a gloria.
Esto es un todo un manjar...
miró la hora en el escritorio y se percató de que había pasado casi hora y media desde que había colgado su mensaje en el foro.
Alguien habrá contestado... —se dijo a sí misma.
Quitó la página del las historias de terror y regresó al foro anterior, con la esperanza de encontrar alguna contestación a su pequeño grito de ayuda. Descubrió sorprendida que habían respondido a su mensaje. Inició sesión y se dirigió de lleno a ver cuántos mensajes tenía.
Dos.
Los mensajes se colgaban en el foro una vez que el afectado daba su visto bueno. Antes, le llegaban a su buzon de su cuenta. Y ahora ella tenía dos.
El primero era de un chico que vivía en Canadá y decía:
No me imagino por lo que debes estar pasando. Seguramente tu padre lo hizo para protegerte porque te quiere mucho. Perdónale. Ánimo y besos
Al menos, eso fue lo que Alison entendió, porque la ortografía era penosa. Había escrito con las mínimas letras que se podían usar en aquella frase, por lo que, antes que llegar a leer aquel mensaje, tuvo que descifrar lo que ponía. Suspiró.
El segundo mensaje era casi como el primero. La autora era una mujer que también estaba frente al ordenador a aquellas horas. Su mensaje decía:
Los padres hacemos cosas semejantes por proteger a los hijos. No se lo tengas en cuenta.
¿En cuenta? ¿Y qué pasaba con ella y sus sentimientos? Inspiró largamente, frotánose los ojos, cansada.
Menudas respuestas dan algunos...
Iba a cerrar la cuenta cuando un pitido le hizo cambiar de opinión. Miró a la pantalla en busca de la notificación de la que le alertaba el ordenador.
Había un mensaje nuevo en su buzón.
Sorprendida, abrió el mensaje.
Alison, sé cómo te sientes. Que te mientan no es algo que se desee. Seguramente, hayas perdido la confianza en esa persona y te sentirás traicionada y humillada. Si necesitas hablar, sólo dímelo.
Vaya. Aquella persona la había calado en apenas dos líneas. En algún sentido, parecía a ella.
Intrigada, abrió el perfil de su remitente y descubrió que se trataba de una chica, una mujer para ser más exactos. Se hacía llamar Silb11 y, al igual que ella, vivía en Nueva York y era una de las psicólogas del foro. Pero lo mejor de todo era que en aquel preciso instante estaba conectada como ella.
Alison abrió un mensaje nuevo y empezó a escribir:
Por fin alguien que me entiende. Todos los mensajes que he recibido apoyaban a mi padre, pero nadie a mí :)
Y se lo envió. Sabía que no tendría que esperar mucho para recibir una contestación, al menos si la otra persona quería contestarle a su mensaje. No pasaron más de treinta segundos hasta que el ordenador silbó de nuevo. Impaciente, Alison abrió a toda prisa el nuevo mensaje. Era de ella:
En este mundo muchas personas no te entenderán, pero siempre habrá unas pocas que sí lo hagan. Si quieres hablar, te espero en el chat del foro.
El chat del foro... Había hablado allí con otra gente muy pocas veces desde que se había creado un perfil en aquella página. Nunca le había atraido demasiado, aunque quizás había sido porque tampoco había tenido a nadie con quién conversar. Dirigió el puntero del raton hasta un espacio que rezaba Chat con vistosas letras verdes, y una ventana emergente apareció delante suyo, ocupando casi toda la pantalla. A aquellas horas de la noche, no habían más de diez personas conectadas, incluyéndola a ella. Buscó con la mirada el nombre de la persona que la esperaba allí y la encontró sin ninguna dificultad. Allí estaba ella, conectada también. Alison pinchó en el nombre y otra ventana emergente apareció. Era una conversación privada, es decir, que nadie más podía leer lo que ellas hablasen allí dentro. Todo un alivio, porque a Alison no le apetecía que los otros miembros que estaban conectados se enterasen de nada.
Pinchó en el cuadro de texto y tecleó una palabra:
Hola.
Enseguida apareció otro mensaje.
Hola. Pensé que no querrías hablar.
Sí, ¿por qué no? :)
¿Cómo estás? —Preguntó la otra persona.
Bien...
¿De veras?
No... Esto no me lo esperaba de mi padre —tecleó Alison.
En verdad, podría haberse esperado muchas cosas de su padre, pero nunca que le mentiera de semejante manera.
Tienes que ser fuerte, Alis—58. No dejes que esto te hunda.
Ya, y es lo que intento, pero yo confiaba en mi padre y esta noche me he llevado la decepcion de mi vida.
Lo siento mucho por ti, créeme.
Gracias :D —sonrió Alison. La cosa iba bien. Al menos la chica era simpática.
De nada =) ¿Confiabas mucho en tu padre, verdad?
Sí, bastante, aunque él y yo siempre hemos sido muy diferentes. Mi hermano y él sí que se parecen pero yo... Yo soy la rara de la familia.
¿La incomprendida?
—afirmó triste Alison.
Muchas veces había mirado a su padre y una chispa de dolor le había golpeado, aunque siempre había sido momentánea. Jack y Erik se parecían muchísimo, como dos gotas de agua y quizás era eso lo que los unía tanto el uno al otro. Pero ella... ella también había querido compartir lo que ambos tenían en común, tener esa confianza con su padre como la tenía su hermano, pero nunca había llegado a sentirla. Era como que algo se interponía entre ellos, algo transparente pero muy fuerte, que los mantenía alejados el uno del otro. Jack no parecía darse cuenta pero ella sí, y poco a poco, con los años, se había ido separando de su padre. Ya no pasaba el mismo tiempo que cuando era pequeña e idiota a su modo de ver. Erik y Jack tenían algo que ella nunca tendría: esa confianza mutua, de padre e hijo.
Borró esos pensamientos de su cabeza y se centró en los asuntos que le concernían en aquellos momentos.
Yo en mi trabajo también soy algo parecido —escribieron—. Como no doy el mismo consejo que los demás me tienen un poco de lado.
¿Y tú cómo lo llevas?
Bien. Antes me sentí totalmente desplazada pero descubrí que yo valía mucho más que todos ellos y que no iba a permitir que nadie me intentase cambiar ni me engañase.
Ojalá yo fuera igual que tú —deseó la chica—. A mí en cambio siempre me están diciendo lo que debería hacer o cómo me debería comportar. Me siento controlada.
Pues no deberían hacer eso. Tú vales mucho más, estoy totalmente segura de ello =D
Yo siempre en mi familia me he sentido como un cero a la izquierda. Soy la rara, lo quiera o no. mi padre prefiere estar antes con mi hermano mayor que conmigo.
¿Y tu madre?
Mi madre es neutra —suspiró—. Está con los dos como lo haría una madre normal, pero es lo mismo.
¿Lo mismo?
Sí. me siento controlada, como si no fuera yo. Siempre me está diciendo cómo me debo comportar, lo que debo hacer, qué ropa debo llevar...
¿Te controla mucho?
Sí. A ella no le gusta el negro y por eso no le gusta que me vista con ese color. Además,tengo una serpiente pequeñita en un terrario y mi madre pasa de ella, como todos los de la casa. Yo creí que me apoyaría, que se interesaría por mi mascota, pero no. En todo el tiempo que lleva Kirtash en casa ella sólo ha preguntado por la serpiente un par de veces.
¿Kirtash? —inquirió la otra persona.
Sí, es el nombre de mi serpiente. Me lo dijo mi tío. Es un poco raro pero a mí me gusta :D
Vaya, nunca lo había oído. Tiene personalidad.
Jajaja gracias :)
De nada. ¿Sabes? Eres simpática. Me caes bien —afirmó.
Gracias. Tú también :)
Vaya, acababa de hacer una amiga internauta. Esto nunca se lo habría esperado, y menos en un sitio como aquel y con una persona que resultaba ser una psicóloga. Pero fuera como fuese, la mujer parecía comprenderla incluso mejor que su propia madre.
Por cierto, ¿como te llamas? —preguntaron—. Se me hace raro llamarte Alis—58.
Me llamo Eva, pero todo el mundo me llama Alison :)
¿No te gusta tu nombre? —inquirió la persona al otro lado de la línea.
No demasiado —admitió ella—. Alison me gusta más. En realidad, Eva no lo uso para nada, y cuando cumpla la mayoría de edad pienso cambiármelo, lo quiera mi madre o no.
Jajaja... tienes carácter.
Siempre me lo han dicho :) —escribió ella—. Y tú ¿cómo te llamas?
Mi nombre es Denise —se presentó—. Encantada de conocerte, Alison.




Cuando Christian se marchó de vuelta a Newark, Victoria se dejó caer más tranquila en uno de los sofás tapizados del salón, ahora en pleno silencio, totalmente deshabitado. Suspiró largamente mientras se apoyaba sobre su codo izquierdo. Durante el plazo de tiempo que habían sido unas pocas horas, toda su vida había dado un giro radical, hasta tal punto que se había preocupado de sobremanera. Un error, ahora su pasado lejano de Idhún volvía a aflorar en sus vidas. Pero, lejos de lo que se podía pensar, aquello no era nada bueno. No se trataba de un reencuentro de los tres con un idhunita exiliado, alguien que se alegrase de volver a verlos. En absoluto. Por todos los medios, un monstruoso shek había intentado acabar con la vida de Jack, incluyendo también la de su hijo primogénito, Erik. Victoria no se imaginaba la idea de llegar a perderlo. Aquello que, de alguna manera sentía que era tanto parte de ella como de Jack, su padre. Erik era una perfecta mezcla de ambos, sus virtudes y quizás, también sus defectos, pero sin duda, él era suyo, su hijo, y la sensación de perderlo se le hacía insoportable, tanto a él como a Jack. Todavía recordaba, no sin que el estómago se le encogiese cuando vio caer a Jack en el interior del volcán gravemente herido por la mano de Christian en la región de los Picos de Fuego. Pero eso ya ha pasado, se dijo a sí misma, a pesar de lo que había visto en su momento y lo que había escuchado aquella noche por parte de Sarah y Sam, pero no podía echárselo al matrimonio en cara. Comprendía la opinión, por supuesto, pero no la compartía. Ella lo amaba, por encima de cualquier cosa, y de la misma manera que amaba a Jack. Ellos dos eran los pilares que la sostenían. No podía prescindir de ninguno de los dos y ella lo sabía, a pesar de lo que dijeran terceras personas ajenas a ellos, Victoria no iba a cambiar de parecer.
Ni ahora ni nunca.
Parpadeó varias veces, sacudiéndose esos pensamientos de encima y se levantó del sofá. Con paso firme salió del salón mientras se recolocaba la camiseta, que se empeñaba en levantársele por la espalda y se encaminó escaleras arriba hacia el segundo piso. Cuando Jack se había marchado a devolver a los invitados de nuevo al hotel, Victoria había aprovechado el momento para cambiarse de ropa rápidamente, tornando su vestido rojo de fiesta por unos vaqueros elásticos y una camiseta gris con una muñequita en el centro, algo mucho cómodo que el satén, sinceramente. Cuando llegó a lo alto de la escalera se detuvo, indecisa. Quería ver a dos personas, pero el problema estaba en por cuál debería empezar primero. Tornó los ojos hacia una de las puertas más cercanas de la pared de la izquierda y caminó hacia ella. Tocó en la puerta varias veces con los nudillos y aguadó.
—Adelante —sonó desde dentro.
Victoria abrió un poco la puerta.
—Hola Erik. ¿Puedo pasar? —preguntó.
—Adelante —repitió.
Victoria entró en la habitación del muchacho y cerró la puerta tras ella. Erik estaba echado sobre la cama, boca arriba, recostado sobre un montón de almohadones amontonados en la cabecera de la cama. Con las piernas cruzadas una sobre la otra, escuchaba música con los cascos nuevos que le había regalado su padre un par de semanas atrás. Victoria esbozó una media sonrisa y con paso lento se acercó hasta él, sentándose a su lado. Lo miró largamente mientras él le devolvía a su vez la mirada. Alguien debía dar el primer paso y comenzar a hablar, pero curiosamente, a pesar de que los dos estaban al corriente de todo lo acontecido, nadie dijo nada.
Pasados varios segundos, fue Victoria la que comenzó a hablar.
—Creo que... creo que tu padre todavía no ha venido a hablar contigo, ¿verdad?
Erik ladeó un poco la cabeza.
—Pues no. Eres la primera que aparece en mi flamante reino —dijo sonriendo mientras que abría los brazos refiriéndose a su habitación. Victoria sonrió más abiertamente—. ¿Quieres tumbarte aquí conmigo? —Le ofreció.
El muchacho se apegó más a la pared y su madre se recostó junto a él.
—Bueno... supongo que tendrás muchas preguntas, ¿verdad? Si te hubieras quedado en el salón cuando habéis llegado todos habrías podido escuchado la historia que les ha contado tu padre y ahora tal vez no tendrías ni la mitad de preguntas que hacerme, cariño.
—¿Tú crees que estaba yo en ese momento como para quedarme abajo? Mamá, después de descubrir que los dragones existen y que son tan reales como tú o como yo y, sobretodo, que mi padre tiene la increíble capacidad de transformarse en uno de ellos. ¿Tú eso como lo asimilas? ¿Yde dónde sale todo eso? Además, ¿yo también puedo transformarme en dragón o al menos escupir fuego? Y también ¿de dónde salen las personas como papá?
—Papá... Papá es un ser único, y a decir verdad los tres somos únicos, y con tres me refiero a Christian, a Jack y a mí —dijo—. Verás, nosotros somos especiales, por así decirlo. Para que lo entiendas hay que irse muchos años atrás, a una tierra muy lejana, tan lejana que ni está en los mapas, y tampoco pertenece a la Tierra. Esa tierra tiene por nombre Idhún —pronunció sin poder evitar que un tenue escalofrío le bajase por la escalda hasta desaparecer—. Idhún es un planeta habitado por criaturas tan diversas que ni tu mente puede llegar a imaginar. El inicio de ésto la historia se remonta años atrás, antes que tú nacieras...
Y comenzó a relatar todo lo que sabía acerca de Idhún, aquel lugar que le traía tantos recuerdos. Le habló de sus frondosos bosques, de sus gentes, de sus altas torres de magia, al igual que le habló sobre los dragones, los unicornios y por último, los temidos sheks. También le habló de Ashran el Nigromante, de la tiranía que había impuesto durante tanto tiempo, sometiendo bajo el dolor y la crueldad a todo aquel que osase volverse contra él. Le habló sobre el dios oscuro, el Séptimo y también sobre su reencarnación que les tuvo en jaque desde que todo comenzó: la feérica Gerde. Le relató, no sin cierto cariño sus vivencias al lado de la Resistencia, hablándole de Shail, el mago y de Alsan, príncipe heredero del magnífico reino humano de Vanissar, aunque más tarde se convirtió en licántropo descontrolado, pero que acabó sus días como héroe, puesto que se sacrificó por lo que realmente era importante. Todo ello, Victoria lo fue relatando poco a poco, ya que eran sus vivencias sobre aquel planeta que no figuraba en los mapas estelares. Le parecía extraño. Hacía mucho tiempo que no hablaba de ello. La palabra Idhún se le hacía extraña en sus labios. Idhún, Vanissar, Alsan, Shail...
Shail...
Aquel mago de sonrisa cariñosa, jovial y simpático, que siempre, a pesar de ser su maestro y mentor, para ella había sido como un hermano. Con mucho pesar lo había tenido que dejar en Idhún, sin la posibilidad de volver a verlo si no era atravesando de nuevo la puerta que conectaba la Tierra con Idhún. Le echaba muchísimo de menos y en ocasiones volvía a soñar que se reencontraban después de tantos años... Pero siempre era eso, un sueño.
Tardó cerca de veinte minutos en acabar de contar su relato, sin dejarse nada. Sus vivencias eran bastante largas. Varios años allí no se podían resumir en dos minutos. Cuando puso punto final a su historia se dio cuenta que tenía los labios algo resecos, al igual que la garganta. Apenas había hecho ninguna pausa lo bastante larga como para tragar saliva.. los siguientes segundos, ninguno de los dos se atrevió a decir nada. Erik estaba tratando de asimilarlo todo mentalmente, digiriendo toda la información dada por su madre, mucha más de la que habría llegado a imaginar jamás, mientras que Victoria aguardaba en silencio.
—Entonces... —comenzó Erik, rompiendo el silencio—, ¿me quieres decir que, tanto tú como papá y... y Christian provenís de otro... otro planeta?
—Más o menos.
—Y que tenéis dos almas... —observó, diciéndolo despacio.
—¿Acaso no has escuchado todo lo que te he dicho? —dijo.
—Mamá, era una pregunta retórica. Sí que he escuchado lo que me has contado, sólo que me cuesta un poco asimilarlo, qué quieres que te diga.
—Vale, vale. Perdona —se excusó ella.
—Pero, lo que yo quiero saber es... ¿de verdad que no me estás tomando el pelo?
—¡Pues claro que no! —Exclamó dándole un golpecito en el hombro—. ¿O es que la serpiente alada que viste en la tienda no lo bastante real para ti?
—Está bien... Vamos a ver si lo he entendido todo, ¿vale? Bien. Si mal no he entendido, tú estas casada con papá, es decir, con Jack y también con Christian. A la vez, tú eres mitad humana mitad unicornio —dijo, explicándolo despacio. Aprecía que trataba de convencerse a sí mismo de lo que decía—. Por otra parte, ellos... bueno, ya está visto que papá es un dragón dorado pero Christian... ¿Christian es un shek? ¿Una serpiente alada como la que nos ha atacado esta noche?
—Sí. Hasta ahí vas bien.
¡Y me lo dice con toda la tranquilidad! ¡Cómo si fuese lo más normal del mundo! —pensó asombrado el muchacho.
—Ah, genial... Ojalá que me hubiera equivocado en algo. Dime, ¿cómo te pudiste casar con ellos dos a la vez? ¿Es que con uno no tenías suficiente? ¿Cómo puedes quererlos de la misma manera si son tan diferentes entre sí?
El mundo de Erik se le había puesto esa noche totalmente boca abajo, y parecía que éso era el derecho, es decir, que debía estar así. Los dragones existían, los unicornios también... ¡y eso sin olvidar las hadas! Para que luego dijesen en su clase que el chico que leía libros era un rarito...
Pues yo soy hijo de un unicornio y un dragón, a ver cómo te comes tú eso... —pensó entre divertido y sarcástico.
—Erik —dijo su madre—, tú has oído hablar del Yin y el Yan, ¿verdad?
—Pues claro. Es ésa cosita redonda de la cultura china.
—Vale —al menos sabía qué era—. Verás el Yin y el Yan son totalmente opuestos entre sí, como si uno fuese blanco y otro negro. Totalmente diferentes, ¿me sigues? —Erik asintió levemente—. Bien, pues esto es lo mismo, más o menos. Christian sería el Yin y Jack el Yan. Oscuridad y luz, o en esta ocasión, hielo y fuego. Son las dos caras de la misma moneda. Yo no soy ni una cosa ni la otra, se podría decir que soy neutra —se encogió de hombros—. Jack y Christian son las dos personas que me completan, que me hacen ser como soy. Como si ellos fueran los dos pilares de mi casa, ambos son muy importantes en mi vida, a pesar de ser tan distintos entre sí, como dices tú —concluyó.
—Aunque les une algo en común —observó Erik.
Victoria lo miró, extrañada.
—¿A sí?
—Sí. El amor por ti, ¿no? —le guiñó un ojo.
Victoria sonrió. Erik tenía razón. Por muy distintos y dispares que fuesen aquellos dos hombres, lo único que podían tener en común era ése pequeño detalle: el amor que le profesaban, en mayor o menos medida. Daba igual. Era el mismo sentimiento. Aunque, quizás también, lejos de ser un sentimiento, estaba el hecho de que ambos habían tenido un niño con ella.
—A todo esto —dijo el chico, sacando a la mujer de sus pensamientos—, ¿a ti no te suena raro eso de la poligamia? Es que no sé, es raro de narices. ¿Cómo vas a poder querer a dos personas igual? Nadie puede hacerlo. Es absolutamente imposible. —Negó con la cabeza.
—No lo es, Erik. Yo lo hago —dijo con simplicidad Victoria.
—Te digo yo que no. No puedes quererlos a los dos igual. Por narices tienes que querer más a papá, a Jack. Es el que más tiempo ha estado a tu lado. Todo este tiempo ha estado ejerciendo de padre mientras que Christian estaba metido entre sus discos y viviendo en su mansión de super estrella musical. Menudo padre que le ha tocado a Alison.
—Hey, tú a callar. De todo esto ni una palabra a tu hermana, ¿entendido? —murmuró seria.
—¿Tengo cara de idiota? ¿Cómo le voy a decir yo nada? —Se defendió el chico—. Pero tienes que aclararme eso:
—¿El qué?
—¿Cómo que el qué? Pues que Alison no es mi hermana. Al menos, no hermana completa. ¿Por qué no nos dijisteis nada?
—¡Pues porque me habrías preguntado lo mismo que me estás diciendo ahora!
—¿Y qué te costaba habérmelo explicado cuando tenía ocho años o seis? —Quiso saber.
—Erik, ahora en serio —lo miró fijamente—. ¿Tú crees que un niño de ocho años va a guardar el secreto de que su padre se convierte en un dragón?
Erik le devolvió la mirada, pero acabó bajándola. Tenía toda la razón. A un niño tan pequeño no se le pueden semejantes cosas, y más una de aquel calibre.
—Entonces, ¿me quieres decir que si no lo hubiera descubierto ésto ahora no me lo habríais contado? —Enarcó una ceja. Victoria negó con la cabeza—. ¿Y entonces cuando?
—Pues... habíamos preferido que tuvieran quince o dieciséis años. Cuando fueras más mayor para asimilarlo todo.
—Te recuerdo que, según tú, entraste a formar parte de la Resistencia a los siete años, cuando te encontró ése mago amigo tuyo.
Ahí le había pillado. La mujer se sintió algo pillada mientras notaba cómo su hijo esbozaba una sonrisa de triunfo. Sólo le faltaba el típico Jejeje que ponen en los cómics.
—Bueno, te prometo que no diré nada —el muchacho puso la mano sobre el corazón—. Pero volviendo al caso, tú quieres más a Jack.
—A los dos por igual —insistió cansada Victoria.
—¡Que no! Me niego a pensar que un tío tan frío como Christian pueda ser tan querido como Jack.
—Y aunque no te lo creas, es así. Y deja ya el tema.
—Molesta, ¿eh?
Victoria lo miró y vio que tenía un sonrisa divertida dibujada en su rostro.
—Oye, ¿quieres que te responda a más preguntas sí o no?
—Vale, vale... Una preguntita más: ¿yo también tengo poderes como vosotros? O sea, ¿yo también puedo hacer magia y convertirme en dragón? Porque entonces sería el chico más molón de todo el insti. Seguro que eso a las nenas les volvería loquitas...
Victoria estalló en carcajadas. Por su mente pasó la imagen de Erik con cola de dragón y diminutas alas doradas que, suspendido del suelo apenas unos centímetros intentaba deslumbrar a alguna de sus compañeras.
—No, cariño. Lo siento, pero no puedes transformarte en dragón. Para ello, deberían haberse juntado dos dragones y Jack, es decir, tu padre, es el último que queda sobre la faz de Idhún. Pero, ahora que lo pienso —dijo extrañada—, no sé si algún poder o algo semejante se puede haber traspasado a ti. Por ahora no te he visto hacer nada raro, y quizás lo más lógico es que a tu edad tus facultades se hubiesen hecho visibles.
—¿Quieres decir que yo soy un simple humano?
La miró con un atisbo de tristeza en sus ojos. En seguida, Victoria supo que había metido la pata de lleno. Con ternura, atrajo hacia sí a su hijo, y lo estrechó entre sus brazos, con la suavidad y dulzura propias de una madre. Erik apoyó la cabeza en su hombro, respirando profundamente. El perfume de Victoria le caló muy hondo, envolviéndolo por completo. Era una fragancia agradable, que Jack le había regalado por su cumpleaños, no mucho tiempo atrás. Se trataba de un novedoso perfume que una reconocida firma había sacado al mercado hacia poco y cuyo olor era lo que denominaba el dragón como olor a chuche. Y era cierto. La colonia olía verdaderamente genial. Era una mezcla de matices dulces y notas empalagosas, de golosinas azucaradas y flores frescas. Estaba claro que, si las colonias tuviesen colores, el color de la fragancia sin duda sería el rosa. A Victoria le había encantado desde el primer momento, llevándola todos los días.
Finalmente, la casa olía a aquel perfume que todo el personal de la casa asociaba con ella.
—Cariño, tú eres muy especial. Si lo piensas bien —dijo con ternura— tú eres el hijo de un dragón y un unicornio.
—Mamá, no me digas eso que me entra depresion.
—¿Depresión? —repitió sin entender lo que quería decir con aquello.
—Imaginate a un unicornio y a un dragón, ¿vale? Y ahora fusiónalos. ¿Resultado? Un bicho amorfo, con dos cabezas, cuerpo de unicornio con alas de dragón que escupe fuego y relincha. ¿De verdad tú crees que me gustaría ser éso? —replicó.
Victoria estalló de nuevo entre risas ante la ocurrencia del chico, aunque calló poco después, ahogando un suspiro.¿Cómo podría consolar a su hijo en aquél momento? Él quería tener algo con lo que destacar ante los demás, tener algo que le hiciese especial: un poder, algo así como la telequinesis o poderes piropsíquicos. Era normal. De esta manera se sentía más importante que sus amigos porque destacaba en algo, y no algo muy normal ya que pocas personas tenían el don de la magia. ¿Quién no querría tener semejante poder? Pero todo aquello iba más alla de ser un simple capricho. Erik era el hijo legítimo del último dragón dorado y del último unicornio que existían sobre la faz de Idhún y mencionar aquello suponía una responsabilidad importante, una carga que sólo le correspondía a él, lo quisiera o no.
A Victoria se le ocurrió algo.
—Creo que no te he mencionado algo sobre los unicornios —dijo, ocultando algo con una de sus sonrisas.
—¿El qué? ¿Qué pueden cabalgar por el arco iris? —refunfuñó molesto.
—No tontorrón. Los unicornios son quizás las criaturas mas especiales de todo Idhún, puesto que mantienen el equilibrio de la magia —explicó—. Y lo hacen mediante el cuerno de su frente. Verás, el cuerno del unicornio es su bien más preciado. No es el caballo, ni su pelo, sino su cuerno,que actua como catalizador de la energia vibrante del ambiente tansformando dicha energia en magia pura, por así decirlo. Antiguamente, ver a un unicornio por los bosques de Idhun era algo mágico a la par que extraño porque, en contra de lo que puedas pensar, son criaturas muy inteligentes porque sólo puedes verlos si ellos lo deciden.
—¿Si lo deciden?
—Así es. Cuando alguien veía uno, inmediatamente adquiría el donde la magia, convirtiéndose en un semimago. Es encontes cuando viajaba hasta una de las torres de magia repartidas por todo Idhún. Pero claro, eso sólo pasaba si veías uno —añadió misteriosa en un murmullo—. No todos los seres con el don de la magia son semimagos. Se sabe que aquél que el unicornio roce con la punta de su cuerno se convertirá en un mago completo, con muchisimo mas poder que un semimago. Es por esto que los unicornios son tan importantes en Idhún. Ellos llevan la magia a todos los rincones del territorio, otorgando el don de la magia a quienes ellos consideran aptos para dicho poder.
Cuando Victoria acabó, el dormitorio de Erik se mantuvo en silencio. Ninguno de los dos se atrevió a hablar. La lamparita de encima de la mesilla de noche alumbraba con destellos azules el techo y las paredes del dormitorio. Hacia tiempo que el muchacho tenía aquella lámpara, y a pensar de que su madre había insistido en cambiarla, Erik se había negado en rotundo. No es que fuera infantil. En absoluto. La pantalla de la lampara era un cilindro metálico, abierto por sus dos extremos y lo que más la caracterizaba era que habían creado mediante pequeñísimos agujeros la ciudad de Nueva York, con sus rascacielos y sus torres. La luz de la bombilla atravesaba estas aberturas disparándose hasta llegar a la pared, haciendo que la habitación tuviese un aspecto futurista cuando la encendía. Y a pesar de que a él le encantaba, su madre consideraba que el muchacho debía tener otra clase de lampara que le permitiese leer por las noches, algo más... normal. Victoria, lejos de su antigua labor de paladina de la luz en Idhún y guerrera, al llegar a la Tierra se habia visto obligada a ocupar su tiempo en otros asuntos más terráqueos. Entre sus muchas aficiones, una de sus preferidas era la lectura. La literatura le fascinaba, y desde que sus hijos empezaron a leer, habia intentado inculcarles la pasión por las letras, y lo había logrado... más o menos. Alison devoraba los libros todas las noches, en cambio su hermano era más reacio a las letras. Prefería estar escuchando música con los cascos, en el ordenador o jugando al baloncesto, como buen americano... Victoria, después de mucho tiempo lo dejó por imposible.
Erik se movió un poco, levantando la cabeza hacia su madre. La miró largamente, como si la viese por primera vez. ¿Quién era en verdad ella? Era su madre, sí, pero no una madre ni mujer normal. Decía tener dos almas, haber vivido y luchado en otro mundo mucho más salvaje y exótico que la Tierra, a la vez que decía aseguraba ser... mago. Quizás si todo aquello se lo hubiera dicho a una persona normal se hubiera echado a reír juzgándola como loca o chiflada, pero él no. por alguna razón, y sin necesidad de que le demostrase todo aquello, él la creía, hasta la última de sus palabras.
Fascinado, ahora la miraba con atención, como quien mira a alguien famoso cuando lo tienes cara a cara.
—Mamá —susurró—. Dime una cosa: ¿alguna vez no has pensado en regresar a Idhún?
Ella esbozó una sonrisa melancólica.
—Muchas veces. Idhún fue mi hogar durante muchos años aunque, no se puede decir que fuesen los mejores de mi vida pero tampoco los peores. Hubo grandes momentos buenos y tambien los malos. Fue toda una aventura. Una odisea.
—Odisea... —repitió Erik—. Oye, si yo te pidiera una cosa ¿me la darías?
—Dependiendo de qué sea, Erik —lo miró arqueando una ceja.
—Y si te pido que me conviertas en un mago, ¿lo harías?
Victoria se incorporó un poco sobre la cama. No le extrañó lo mas mínimo que le pidiese aquello.
—Sinceramente, ¿tú te ves preparado para ello?
—¡Pues claro que sí! —exclamó él—. ¿Quién mejor que yo para ser mago? Te tengo a ti para enseñarme, y también tengo a papá. Es fantástico
—Cariño, ser mago no es algo para chulearse delante de tus amigos —dijo tranquila. Ésa era una de las primeras lecciones que le dio Shail y recordaba sus palabras como si se las hubiera dicho ayer—. Es algo muy importante. Un don así sirve para ayudar a los demás o defenderse si a uno le atacan.
—Hay un matón en mi clase... —hizo una observación el muchacho. Se notaba que quería ser mago. Es más, pensaba intentarlo todo para conseguir ese don que sólo aparecía en cuentos de hadas.
—¿Ah, sí? ¿Y que le vas a hacer a ese matón? ¿Le prenderás fuego a sus calzoncillos? —inquirió divertida. Por un instante, Erik se imaginó al tipo duro de la clase corriendo de un lado a otro y gritando como una chica mientras su ropa interior estaba en llamas y se echó a reir un buen rato, aunque quizás fuera porque estaba algo nervioso con todo lo que le acababan de contar. Su vida, definitivamente, no era normal.
Cuando cesó de reír tenía lágrimas en los ojos.
—Entonces, ¿tanto tú como papá como Christian tenéis dos almas? —Victoria asintió—. Mamá, querida, tú no podías enamorarte de alguien menos rarito, ¿eh?
—Cielo, los sentimientos no se pueden controlar. Escapan incluso al control de un unicornio —le sonrió cálidamente al tiempo que se levantaba de la cama de su hijo—. Tengo que irme. He de hablar con otra persona.
Erik la miró.
—Con papá, ¿verdad? Con Jack, me refiero... —dijo encogiéndose de hombros.
Victoria asintió.
—Esto le ha dado de ello. Está destrozado, me temo.
—Es normal —dijo tranquilo—. Era su familia.
La chica suspira.
—Sí, supongo que sí —lo miró—. Duerme un poco, ¿vale? Debes estar cansado, Erik.
—Enseguida... Dama Lunnaris barra mamá —dijo divertido echado sobre la cama.
Victoria le guiñó un ojo y salió de la habitación, cerrando la puerta tras ella. Aquello tenia que pasar tarde o temprano, lo quisiera o no. Idhún era algo que no se podía ocultar así como así. Y a decir verdad, tenia cierto merito que al menos Erik se hubiera enterado a su edad y no antes, porque no se imaginaba los problemas que hubieran podido tener la antigua Tríada con todo. Pero su hijo ya no era un niño de cinco años. Sabría guardar un secreto, o al menos, eso esperaba por su parte.
Caminó lentamente por el pasillo enmoquetado de la casa, hacia el dormitorio principal, donde pensó que estaría Jack. Se acercó a la puerta, abriéndola débilmente. Echó una ojeada dentro. La habitación estaba completamente a oscuras, salvo por la rendija de luz que entraba procedente de la lámpara del pasillo. En la semipenunbra, vio un bulto echado sobre la cama, de espaldas a ella.
Jack.
Su pelo rubio centelló dorado con la poca luz que entraba. Victoria tragó saliva.
—¿Jack? —susurró muy bajito, por si estaba dormido. Aguardó varios segundos en silencio.
No hubo contestación.
Está durmiendo, pensó conmovida al verlo así. Como había dicho Christian, Jack estaba dolido. Se podía hacer una idea, aunque nunca acertaría con exactitud en lo que sentía él.
Reprimió las ganas de ir a su lado y abrazarlo con suavidad, susurrarle que ella estaba ahí, a su lado, pero se contuvo. Jack necesitaba descansar después de todo lo que habia pasado en el transcurso de unas pocas horas.
En silencio, Victoria cerró la puerta y se alejó caminando.
Lo que nunca sabría es que Jack estaba despierto. Callado, no había querido responder a Victoria y ahora, cuando la muchacha haía abandonado el dormitorio, solo en la penumbra, ahogaba sus lágrimas en un llanto silencioso, que producía el dolor de la soledad y el olvido.
Un llanto que nadie escucharía jamás

34 comentarios :

  1. muchas gracias por escribirlo¡¡ lo esperaba con muchas ganas desde hace tiempo :)

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    1. Hola Ana Merlos:

      Debi haberlo subido hace tiempo, pero estuve algo liada.
      ¿Qué te ha parecido? :D
      Salu2 y gracias por pasarte y seguir la historia ;)

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    2. Muchas gracias por escribir esto, es tan emocionante!! Espero que continues escribiendo y aguardo ansiosa el siguiente capítulo. Repito, sinceramente gracias.

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  2. molaaaa me chifla!!! se te da bien :)

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    1. Hola Anónimo:

      Muchas gracias! ^^ Voy intentando mejorar con cada capítulo que subo :D En este no hay mucha accion que digamos, pero esta bien, supongo :)

      Mucha sgracias por leerlo y sobretodo por dejat tu comentario :D
      Salu2! :D

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  3. Genial la historia n.n da gusto encontrar la página después de varios meses de olvido y ver que una vez más ofreces un cachito más del que beber. Sigue así :)

    PD: Gracias a ti me decidí por escribir algo junto a un amigo.

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    1. Hola Anonimo:
      Muchas gracias por el cunplido. Estuve un par de meses que no me decidía a colgar el capítulo puesto que no lo acababa porque estaba en otras cosas, pero ahora ya lo teneis aqui :D

      Me alegro que hayas escrito algo junto a un amigo. A mi me encanta la literatura y saber que he influido de manera positiva en alguien gusta mucho. Si lo que has escirito lo tienes en un blog o algo asi me encantaria leerlo :D
      Un beso y gracias por pasarte.
      SUML-AR-IDHÚN! ;)

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  4. Que laaaaaaargoooooooo jajajja pero me encanta, gracias por escribir esta continuación, es perfecta :)
    Un beso :D

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    1. Hola BEYOND MAGIC:

      Dije que era largo XD Además, si lo hacia corto dezpues de tanto tiempo teniéndoos en espera no me parecía nada justo.
      Me alegro de que te guste lo que scribo n//////n
      Un beso y gracia spor pasarte y seguir la historia de las tres lunas y los tres soles ;)

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  5. Cuando podras escribir el capitulo de Abril? Espero q pronto.
    Me preguntaba si podias hacer de Erik un buen mago y que Jack y Victoria cuenten a Alison la historia de Idhun
    Viajaran de nuevo a Idhun?? Espero que puedas responderme.
    Lydia

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    1. Hola Lydia Blanco:
      Siempre respondo a los comentarios :D
      Lo de Erik mago y que Jack y Victoria le cuenten a Alison la historia de Idhun.... Si pasa o no eso tendrás que ir descubriendolo poco a poco ;)
      si te lo cuento se va la sorpresa ;)
      Un beso :)

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  6. hola kiara me encanto este y los otros capitulos porfa sigue haciendolo porq muchos te estan apoyando y esperan por el siguiente capitulo saludos y nos vemos

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    1. Hola Anonimo:
      Sí, los seguiré haciendo. A fin y al cabo hay algunas personas a las que ñes gusta lo qe escribo y ésa es una de mías mayores motivaciones, lo que no hace que deje la historia a un lado. Ésa y que me gusta escribir.
      El siguiente capítulo estará para finales del mes o quizás para principios de Mayo.
      Salu2! ;)

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  7. Hola! Primero quiero que sepas que esta genial, pero no te precipites, si vas demasiado rápido la historia se. Resuelve antes de que lo hayas asimilado por completo. Los tíos de Jack entendieron y aceptaron su naturaleza demasiado rápido, para mi gusto, podrías haber jugado más con ese acontecimiento :) una cosa más: Victoria veía a Shail cómo un hermano mayor, no como un padre. O al menos es eso lo que escribió Laura Gallego. Sigue así, me esta encantando!

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    1. Hola it:
      Primero: Muchas gracias! Intento escribir lo mejor que puedo :)
      Por otra parte, lo de los tíos de Jack... Yo quise dar a entender que ellos estaban en estado de shok, por lo tanto es como si lo hubieran asimilado bien en el primero momento, aunque luego sería cuando hicieran las preguntas y viniera el desconcierto, cosa que no ocurrió porque Christian se ocupó de ellos enseguida. Podría haber jugado más con esa baza, sí, pero no lo hice, es más ni me lo replanteé. Fallo mio x)
      Y tambien lo de Shail. Es cierto, lo veia como un hermano. Ya está cambiado, jejej >u<

      Me alegro de que te guste cómo va la historia y te espero en la subida dle proximo capítulo ;)
      Muchas gracias por pasarte y aun más por dejar un comentario
      Salu2

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  8. Huola huola, me gusta ... que digo???!! ME ENCANTA como escribes es tan ergssgkwngkl perfecto, todo, todo, TODO, jajaja.
    Descubrí el blog hace tres días, me lo dijo una amiga y le daré gracias por ello todo el rato jaja. Espero que pronto subas el siguiente :)
    PD: Cuando leo los capítulos me como las uñas de lo centrada que estoy, así que imagina.... :)

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    1. Hola Anónimo, bueno, anónima:

      ¡Muchas graciaaaas! ¡Me alegro que te guste, de verdad! ^^
      Jajaja, pues el siguiente aun se está haciendo pero a eso de principio de junio lo subiré ;)

      Pobres tus uñas, come chocolate que está mas bueno xD
      Un beso y gracias por comentar y leer el capítulo :)
      Saludos!

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  9. Me encanto!!
    Cuando subes el siguiente??
    Ahora lo que falta es que vayan a Idunh a conocer a shail y zaisei a Idunh y qe alison se combierta en unicornio con alas de seck y erik en un dragon con cuerno de unicornio!!!

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    1. Hola Anónimo:
      ¡Pero no corras tantooo! Jujaajjaajuajaja ¿Tú te imaginas un unicornio con alitas membranosas de shek? Es que es muuuy raro.
      El siguiente capítulo lo subiré dentro de un par de semanas, que aun no está ;)

      Un beso!

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  10. INCREIBLE!!! esperamos tu proximo capitulo con mucha intriga e ilusion
    PD: espero que sea pronto! :)

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  11. Hola Anónimo:
    ¡¡Graciaas!! El capítulo más o menos para la primera semana de Junio :D
    Antes no pude ser porque está en construccion x)

    Un beso y gracias por pasarte :3

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  12. Lo primero felicitarte por tus capítulos me encantan y te doy las gracias por continuar la historia de MDI aunque m gustaría que volviesen a idhun pero por todo lo demás genial de verdad

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    1. Hola Anónimo:
      Muchas gracias por tus felicitaciones :3 Es agradable ver que a alguien le gusta lo que una escribe. Luego tambien aguarda, que aun queda mucha historia por delante. Voy algo lenta escribiendo pero conste que tengo muchas cosas pensadas. Nada se descarta ;)
      Un beso!

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  13. Me gusta mucho la historia porque se me quedo muy corto el final del tercer libro y leer esto es un alivio.
    Siempre estoy deseando llegar a casa para continuar leyendo. Una pregunta escribes mas o menos una vez cada mes no??? Ese soy nueva en el blog sigue así que esta genial ;)
    Saludos

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    1. Hola Anónimo:
      Muchas gracias por tus palabras y pasarte por mi blog. Sí, mas o menos subo un capitulo al mes, mes y medio o dos meses.
      Un besito y muchas gracias por pasarte ;)

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  14. Me encanto!!!!!!!!!!! Hace poco me lei la trilogia de memorias de idhun, y empeze a buscar si habia un cuarto libro, y voy y me encuentro con esto. ¡¡¡¡LA VERDAD ES QUE ESTA GENIAL!!!! Parece de verdad el cuarto libro, en vez de una historia escrita por una fan de la trilogia, escribes de maravilla.

    Pobre Jack, casi lloro al final, sabes como hacer para que las palabras transmitan sentimientos.
    ¿Que mas iba a decir? Asi. Ya tienes una nueva fan vitalicia!! Voy a entrar minimo una vez a la semana haber que cosas subes o que cosas haces(A parte de que tengo que ver el resto de tu blog por que de momento solo me e podido meter en tu historia :P)

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  15. Por favor sigue con la historia que está muy interesante!!!! Con lo fan que soy yo de MDI, y cojes y me dejas con la intriga por varios meses, eso no se hace mala persona!!! Jajajaja no, pero enserio escribe pronto, y más te vale que sea largo...

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  16. muy bueno sigue asi .Cuando sacas el siguiente capitulo?

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  17. Hola
    Llevo tiempo queriendo leer este episodio. Me encanta al igual que eragon 5.
    Deberias escribir un libro propio. Seguro tiene exito.
    Esperare con ansias el siguiente episodio.
    Hasta entonces,un salu2 y un gran beso preciosa

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  18. me ha encantado esta genial eh se ve que te lo has currado¡¡:D

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  19. Que vuelvan a Idhun quiero ver a Shail!!!

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  20. Estoy contigo!!! Es genial. Estoy súper enamorada de Jack aunque en general me caen todos de miedo :)

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  21. está muy bn espero q sigas escribiendo!!!

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